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Benite intenta anotar ante la presencia de Sharma. EFE

Derrota coral del Hereda San Pablo Burgos en Fuenlabrada

Los de Peñarroya, que tuvieron opciones de victoria hasta el tramo final, lamentan el errático día desde el triple y suman su tercera derrota consecutiva

Álvaro Muñoz

Valladolid

Domingo, 11 de abril 2021, 19:22

Es difícil ganar cuando entras en el último cuarto con un 2 de 17 en triples. Más lo es si jugadores como Benite no tienen el día. E imposible elevado a la enésima potencia cuando tus dos bases suman más pérdidas que asistencias. No ... era la jornada del Hereda San Pablo Burgos, que este domingo ante el Fuenlabrada sumó su tercera derrota consecutiva. Lo mejor del encuentro, que nunca se desconectó del enfrentamiento.

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Urbas Fuenlabrada

Samar (2), Alexander (0), Timbre (6), Meindl (20), Chema González (4) -cinco inicial- Urtasun (3), Sharma (8), García (18), Novak (10), Eyenga (11), Omegano (7).

89

-

83

Hereda San Pablo

Cook (-), McFadden (21), Rabaseda (8), Horton (4), Kravic (10) -cinco inicia- Renfroe (8), Salvó (4), Benite (6), Sakho (7), Rivero (15).

  • Parciales: 20-19/13-11/22-18/34-35.

El Hereda San Pablo Burgos no quería hablar de cansancio por mucho que en las últimas semanas, sin contar brotes de covid, juegue más que entrene. No es una excusa, aunque tardaron cuatro minutos en entrar al partido. El Fuenlabrada dominaba facetas como el rebote ofensivo, pero apareció McFadden para anotar todo lo que pasara por sus manos. Y hasta ahí el acierto desde el triple para los burgaleses.

Los puntos del escolta ponían por delante a su equipo, pero los madrileños no querían perder la cara al encuentro tan pronto. Bastante tenían, en estos compases iniciales, de frenar el poderío anotador de los burgaleses. Y lo consiguieron, tanto en ese cuarto como durante todo el partido.

Las imprecisiones en ataque se mezclaban con las defensivas y eso no le gustaba nada a Joan Peñarroya, que sacaba a relucir una de sus arengas en el tiempo muerto. No le gustaban la lucha que mostraba su equipo en los rebotes ni la facilidad anotadora del Fuenlabrada que se iba de cinco. Y esos reproches reactivaron al Hereda San Pablo, que finalizó el primer cuarto a tan solo un punto de los madrileños (20-19).

Coleccionando pérdidas por cada ataque empezó el segundo acto. No estaba fino Renfroe y eso lo notaba su equipo en la reanudación. Situación que aprovechó el Fuenlabrada para marcar la primera diferencia importante del encuentro con un +7.

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Le sentaba mejor a los burgaleses la presencia de Cook en pista. A él se unió Rabaseda, que limó diferencias para no descolgarse del marcador. Aun así, el Hereda San Pablo necesitaba algo más. Ya fuesen los puntos de Rivero, que se volviera a enchufar McFadden o que Benite simplemente no estuviera desconectado.

La mejor noticia para los de Peñarroya es que si ellos estaban erráticos en muchas facetas, de la misma mesa comía el Fuenlabrada. Parecía que ningún equipo quería dar un paso hacia adelante (33-30, al descanso).

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Los errores desde el perímetro también aparecieron en el arranque de la segunda mitad. Había imprecisiones en ambos conjuntos, pero daba la sensación de que el Hereda San Pablo se empezaba a encontrar más cómodo. De hecho, se volvió a poner por delante gracias a dos tiros libres de McFadden.

A partir de ahí, intercambio de canastas. Marc García sacaba petróleo en cada penetración y, por los burgaleses, McFadden, solo él, tiraba de sus compañeros. Pero Marc García seguía de dulce y obligaba a Peñarroya a reflexionar porque esos siete puntos de ventaja al final del tercer cuarto podrían ser decisivos (55-48). Era la mayor diferencia del encuentro y llegaba en el peor momento para el Hereda San Pablo Burgos.

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Peñarroya seguía dando teclas para encontrar la reacción, pero no era el día. Jugar con un quinteto de pocos centímetros tampoco terminaba de meter en el partido a los burgaleses, que seguía a seis puntos. No eran tantos, pero parecía que mucho tenía que remar el Hereda San Pablo. Y poco a poco la diferencia iba creciendo, a la par que la estadística de triples de los burgaleses iba a menos.

Quien no fallaba desde el perímetro era el Fuenlabrada que daba con la medicina que tantas veces ha utilizado el Hereda San Pablo. Aun así, los azulones no perdieron la cara al encuentro y sembraron dudas cuando los triples, ahora sí, llegaron. Pero era demasiado tarde.

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