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Orgullo por llegar hasta la Copa, por mucho que este jueves el Lenovo Tenerife haya ganado con holgura al debutante Hereda San Pablo. Era una fiesta llegar hasta el torneo y la derrota contra los canarios no empaña el hito logrado en la breve historia ... del club burgalés. Poco se puede hacer cuando el tiro exterior funciona en el rival, arma con la que finiquitaron el encuentro los de Vidorreta en los primeros 20 minutos. Los de Peñarroya se acercaron y no bajaron los brazos, pero hoy no era el día. Habrá más oportunidades en un futuro.
Lenovo Tenerife
Fitipaldo (18), Salin (18), Doornekamp (8), Cavanaught (5), Shemadini (12) -quinteto inicial- Huertas (9), Sergio Rodríguez (3), Sulejmanovic (10), Guerra (4), Yusta (-), ButterField (-).
87
-
76
Hereda San Pablo Burgos
Cook (7), Benite (11), Salvó (10) Rivero (12), Kravic (10) -quinteto inicial- McFadden (9), Horton (8), Salash (3), Barrera (-), Infante (3), Sakho (-), Rabaseda (3).
Parciales: 25-17, 26-25, 20-17 y 16-17.
Árbitros: García González, Perea y Padrós. Eliminado: McFadden.
Incidencias: Primer partido de cuartos de final de la Copa del Rey de 2021, disputado en el WiZink Center de Madrid, a puerta cerrada.
¿Qué es eso del cansancio?, se preguntó el Hereda San Pablo al inicio del encuentro. ¿Qué es eso tener al equipo más laureado esta temporada enfrente?, se cuestionaba el Lenovo Tenerife. Así que con esto, la igualdad imperaba en el marcador en el inicio del partido. Benite seguía de dulce y Rivero volvió a demostrar que el frío no es un contratiempo para la sangre cubana. Por los canarios, Salin salió con la muñeca caliente y Shermadini se hacía dueño de la pintura. Aun así, a Vidorreta no le gustaba cómo cazaba la perrita y paraba el partido.
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Tampoco le encantaba lo que veía Joan Peñarroya, que también detenía el partido tras el acierto desde la línea de tres del Tenerife. Y todo esto, prácticamente, sin faltas en los dos equipos. Vidorreta y Peñarroya sabían que la victoria pasaba por la defensa y en esa intensidad que da las faltas.
Y si los técnicos solicitaban personales, sus jugadores hacían caso. Desde el triple abrió la primera brecha del encuentro los canarios. Una de las armas de los burgaleses era exprimida por el Lenovo Tenerife y mandaba el encuentro al segundo cuarto con una ventaja de ocho puntos (25-17) gracias a una canasta de Fran Guerra, ese jugador que ha pululado por LEB Oro cedido y que ahora ha sido llamado por Scariolo para la selección.
No perdió la cara al partido el Hereda San Pablo, por mucho que Sergio Rodríguez castigara con otro triple. Kravic y Rabaseda volvían a meter a su equipo en el encuentro, aunque el lanzamiento exterior les volvía a alejar. Hasta Fitipaldo, ex del Hereda San Pablo, golpeaba a sus excompañeros. La distancia se fue hasta los 15 puntos y Peñarroya no era capaz de frenar el acierto exterior canario.
Si existía algún atisbo de remontada tenía que venir por el descenso del acierto desde el 6,75 del Tenerife. Los burgaleses iban a arreones y a los de Peñarroya les faltaban los puntos de McFadden. Todos los que no anotó el reconvertido base del San Pablo, los metió Salin. Sus 18 puntos en la primera mitad hacían mucho daño a los de Peñarroya, cuya mejor noticia al descanso es que solo perdían de nueve puntos (51-42).
El castigo de la primera parte del Tenerife se convirtió en zarpazos del Hereda San Pablo en el poste bajo con los puntos de Kravic en la segunda. Hasta el punto de que la diferencia fue mermando hasta los dos puntos. Y ahí se acabó la reacción azulona. Porque el Lenovo Tenerife apretó el acelerador, y no desde el triple. El juego coral de los canarios volvió a la pista madrileña y la diferencia se fue hasta los 18 puntos.
Parecía todo perdido, pero faltaba un mundo y aún no habían aparecido McFadden, que llegó al final del tercer cuarto. Ocho puntos del escolta dejaron el marcador en un 71-59. Había esperanza.
Cualquier atisbo de remontada se acabó en el inicio del último cuarto. La ventaja canaria se fue hasta los 17 puntos, gracias a la dirección de Fitipaldo, que parecía la versión mejorada de lo visto en Burgos en el últimos dos años. Peñarroya probaba una defensa en zona a la desesperada y daba resultado, pero no era suficiente. El Tenerife se agarraba a su ventaja y los minutos se consumían sin bajar de los diez puntos. Y así fue hasta que sonó una bocina histórica para el Hereda San Pablo. Hasta aquí la Copa, pero con orgullo.
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