Nos hemos acostumbrado a tener cobertura móvil o acceso a Internet en prácticamente cualquier lugar. Pero en la tercera década del siglo XXI, en España hay municipios sin cobertura móvil y sin acceso a Internet que no sea vía satélite. Un ejemplo es el pueblo ... burgalés de Bañuelos de Bureba donde las llamadas por teléfono móvil no se conocen y el acceso a Internet solo es posible vía satélite, más caro y condicionado a la situación meteorológica. Este pueblo nunca ha conocido la cobertura móvil.
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Bañuelos de Bureba es un pueblo de unos 35 vecinos, está a unos cinco kilómetros de Briviesca, pero la cobertura móvil y el acceso a Internet no llega hasta aquí. Los vecinos tienen que alejarse del pueblo para 'pillar' cobertura, «nos tenemos que alejar para buscar cobertura, sí, salirnos del pueblo», explica José María Díez, alcalde del pueblo.
La administración electrónica tan mencionada es complicada aquí, el Ayuntamiento tiene una antena satélite para la conexión a Internet. El consultorio médico también funciona con dificultades. El teletrabajo es casi imposible. Las compras 'online' quedan casi descartadas ante la imposibilidad de recibir el mensaje de verificación con el código que ahora envían los bancos para garantizar la seguridad. Las llamadas solo pueden realizarse mediante el teléfono fijo. En la calle será casi imposible llamar al Centro de Emergencias del 112, por ejemplo. El acceso a Internet de los negocios, por ejemplo, está condicionado a si ese día hay nubes o no.
En muchos portales de alojamientos se ofrecen «pueblos sin cobertura para desconectar», pero detrás de ese atractivo para los eternamente conectados hay pueblos condenados. Mucho se habla de la España Vaciada, es en estas zonas donde más pueblos sin cobertura hay, pero poco se actúa en ella. El regidor de Bañuelos nos relata las veces que ha tocado la puerta de las administraciones públicas y operadoras sin obtener respuesta ni solución. Reconoce José María Díez que desde que le nombraron alcalde «esta es mi principal batalla» y no piensa parar, «me niego a pasar otro invierno sin cobertura. Estamos cansados de que se hable de la España Vaciada, de que parezca que nos ayudan mucho y no nos hacen ni caso», añade.
Si fijar población en el medio rural burgalés es complicado en una situación 'normal', hacerlo sin conexión telefónica o acceso a Internet se hace casi imposible.
Díez lleva dos años y medio como regidor. En este tiempo, relata, la Junta de Castilla y León les ha contestado que esta materia no depende de ellos, «nos dicen que en la normativa europea se especifica que cualquier persona tiene que estar conectada a través de Internet y como por satélite llega a cualquier parte, ya estiman que estás conectado. Así, su responsabilidad de que estemos conectados la dan por cumplida. Pero eso es solucionar algo momentáneamente. Internet por satélite va mal y en el pueblo seguimos sin poder hablar por teléfono».
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El regidor también ha puesto este problema en conocimiento de la Diputación. «Nos dijeron que se pondría una infraestructura para ponernos cobertura, que se tenía que publicar en el Boletín Oficial de la Provincia para poder empezar, pero ese día no llega. Se aprobó en marzo y no se publica en el boletín. El año pasado ya nos ocurrió lo mismo», lamenta el alcalde.
Como Ayuntamiento, Díez recuerda que lo primero que hicieron fue escribir a Telefónica. «Lo hicimos hace un año y ni siquiera nos han contestado. A través de la Diputación también se han puesto en contacto con la operadora y tampoco se les ha dado solución. Lo más irónico es que a la entrad del pueblo tenemos un cable de fibra óptica desde 1994 y no sabemos a quién se suministra», explica. El regidor aclara que se refiere a Telefónica porque es quien suministra cobertura a dos kilómetros del pueblo.
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¿Qué hace la gente que vive en el pueblo cuando tiene que buscar cobertura? Algunos cogen el coche, otros van andando, dependiendo de la compañía, pero lo principal es alejarse del pueblo para poder llamar o enviar un WhatsApp. Díez pone varios ejemplos de su vida diaria. «No podemos hacer una compra 'online'. En el momento en que introduces el número de tu tarjeta en casa porque estás conectado por vía satélite, el banco, por la seguridad, te envía un mensaje de texto con un código que debes meter. A nosotros no nos llega, no tenemos cobertura, si te alejas para recibirlo y regresas, ha caducado el tiempo de la compra», ejemplifica.
El regidor recuerda otro suceso, «hace años, un chico tuvo un accidente en su casa por una deflagración de gas. No podía llamar al 112 desde su móvil. No podía llegar al teléfono fijo. Gracias que mi familia estaba cerca, le pudieron atender, mi hermano apagó el incendio como pudo, otro marchó a llamar. Gracias que la historia salió medianamente bien, pero con cobertura habría sido más sencillo».
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«Imagina un confinamiento sin poder hacer videollamadas, sin poder salir a buscar cobertura por miedo a una multa, con la calidad de internet que tenemos…» relata el regidor cuando le comentan que qué suerte un confinamiento en el pueblo.
Se habla de administración electrónica para reducir el papel, «en Bañuelos es prácticamente imposible. Hay que tener en cuenta que la conexión por satélite es mucho más cara y lenta, además de que estás condicionado a la niebla, nubes o nieve que reducen o imposibilitan la conexión».
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Como administración, Díez señala que el Ayuntamiento «no estamos habilitados para emitir wifi. No se nos permite porque ha habido casos de gente que utilizó las redes wifi de los ayuntamientos para subir contenido ilegal. Nos dicen que no se puede por la responsabilidad de la titularidad de esa línea».
José María Díez tiene 32 años, es alcalde, agricultor y vive en el pueblo. Allí quiere quedarse pero reconoce que «no es fácil y solo nos ponen pegas. No puedo construir una nave agrícola en terreno urbano. Este pueblo tiene una geografía complicada y no puedo construir la nave porque las normas urbanísticas se redactan en Valladolid y cada pueblo es único. Es bonito hacer una ley que englobe a toda Castilla y León, pero cada pueblo tiene una idiosincrasia y limitaciones. No creo que esta ley cambie, pero es que si no puedo sacar adelante mi negocio, me tendré que ir», lamenta.
Díez también reflexiona que «quién va a querer venir si llevamos un año y medio sin médicos. La gente se tiene que desplazar a Briviesca. Estamos a cinco kilómetros, pero cómo va a venir gente si no dan servicio. El consultorio también funciona sin Internet. No se puede acceder a tu historial. Al final son impedimentos para gestiones que deberían ser más ágiles», lamenta.
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