Uno de los acusados, durante la primera sesión del juicio oral. ÁMC

«Vine a Canicosa sin saber cuánto dinero iba a ganar ni dónde iba a dormir, nos arriesgamos»

El hermano del denunciante y cuñado de uno de los acusados de delitos de trata de seres humanos y contra el derecho de los trabajadores asegura que trabajaba todos los días de forma «voluntaria» en la recogida de setas y que durmió en la nave del otro acusado, la cual «permanecía siempre abierta»

Jueves, 17 de diciembre 2020, 18:40

La segunda jornada oral del juicio contra dos varones (J. A. A. P. y C. L.), acusados por delitos de trata de seres humanos y contra el derecho de los trabajadores después de que a finales de 2015 ofrecieran presuntamente contratos ilegales y ficticios a ... personas de origen rumano para recoger setas en los montes aledaños de la localidad burgalesa de Canicosa de la Sierra, ha contado con las declaraciones de varios testigos de la defensa.

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Entre ellos se encontraba el cuñado de C. L. y hermano del denunciante, V. L., que en otoño de 2015 viajó desde Rumanía hasta Canicosa de la Sierra en una furgoneta con un grupo familiar entre los que se encontraba C. L. y el denunciante de los hechos. «No recibí ninguna promesa de contratos para venir a España. Veníamos a recoger setas de temporada», ha señalado V. L., de origen rumano como el denunciante y el acusado C. L..

Una vez en la localidad burgalesa, V. L. y el grupo familiar con el que viajó sí que pernoctó alguna noche en la nave de J. A. A. P., comprador de setas a temporeros y a quien se le acusa también por ofrecer contratos ficticios y de cerrar por la noches su almacén donde presuntamente pasaban la noche 200 personas. «No sé cuanta gente estaba con nosotros cuando pasábamos la noche allí», ha indicado V. L..

«Vine a España sin saber cuánto dinero iba a ganar, ni dónde iba a dormir. Nos arriesgamos. Aquí -por Canicosa de la Sierra- se ganaba un poco más, pero no nos ofrecieron ningún contrato», ha declarado el hermano del denunciante y cuñado de uno de los acusados, que ha reconocido también que en ningún momento le quitaron el pasaporte. «Cada uno tenía su documentación. Algunos la dejaban en el interior del coche cuando nos adentrábamos en el monte para no perderla, pero siempre sabíamos dónde estaba la llave del vehículo (en el tubo de escape según declaró C. L. el día anterior) para poder coger el pasaporte», ha manifestado V. L..

Sobre su hermano y denunciante, con el que mantuvo contacto hace «1 o 2 meses», V. L. ha afirmado que «bebía» y que tenía secuelas tras un golpe recibido por un caballo. «En Rumanía se trataba esas secuelas, pero por el alcohol, no», ha señalado.

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En la jornada de hoy también han declarado como testigos de la defensa de J. A. A. P. dos clasificadoras de setas que trabajan esos meses para el acusado. Las dos personas han asegurado que no tenían horario laboral, aunque desempeñaban sus funciones por la tarde, una vez que J. A. A. P. había comprado los hongos a los recolectores. «Se comentaba que esos rumanos estaban en una nave, aunque no lo vi. J. A. A. P. compraba el producto tanto a rumanos como a vecinos de la zona que le vendían las setas», ha manifestado.

Las declaraciones se han completando con el propietario de un bar, que ha reconocido que los temporeros, después de la jornada, acudían a su establecimiento a «gastarse el dinero ganado». «A las 18:00 horas ya estaban allí. Además, los que no querían ir un día al monte iban al bar. Tenían móviles, que alguna vez cargaban en el propio bar. Nunca vi a J. A. A. P. con esos rumanos. De hecho, en la temporada de recogida de setas él no iba al bar», ha agregado el propietario del local hostelero.

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Asimismo, también ha declarado otro comprador de setas, que ha señalado que esos «recolectores espontáneos» tienen un «mapa programado» con los lugares donde ese año hay más setas, desde Rumanía hasta Portugal. «Ellos van de oídas y venden tanto a unos como a otros compradores. Si ese año fueron a venderlas donde J. A. A. P. sería porque era el que más pagaba», ha apuntado el empresario, que ha asegurado que «los rumanos dormían en cualquier sitio». «Vienen a ahorrar a dinero», ha concluido.

El juicio oral continuará el 15 de enero con la declaración del denunciante.

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