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El verano todavía no ha acabado, aunque con la vuelta al cole y al trabajo se nos suela olvidar que septiembre sigue siendo mes estival. Sin embargo, septiembre ya no es julio y agosto, con sus días más cortos, sus noches más frescas, su calor ... más llevadero y su mayor inestabilidad. Y eso que el verano de 2021 no ha sido precisamente estable en Burgos. Ha sido un verano de extremos.
Los termómetros han marcado mínimas históricas en la capital, tal como recogen los datos de análisis de la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET), correspondientes a la estación meteorológica del Aeropuerto de Burgos. Así, el 1 de agosto se registraron en Burgos 3,8 grados, la segunda mínima más baja de los últimos treinta años, después de los 3,5 grados del pasado 2020.
La cifra no tiene nada que ver con los 0,8 grados de 1986, la mínima histórica para un agosto en Burgos, pero queda marcada en los hitos de la AEMET. Afortunadamente, la temperatura mejoró a lo largo del mes de agosto, que se cerró con 11,3 grados de mínima media en la capital. Mientras, las máximas han rondado los 28,7 grados, con el 14 de agosto como el día más caluroso de todo el mes, en una de las olas de calor vividas.
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En concreto, se alcanzaron los 38 grados, que pese a ser muchos grados no llegan al valor extremo recogido por la AEMET, y que corresponde a los 38,8 grados que se llegaron a registrar el 4 de agosto de 2003. De este modo, con sus mínimas y sus máximas, la temperatura media para agosto se situó en 20,1 grados, algo por encima de lo que suele ser habitual (19 grados, según los históricos de la agencia).
Por lo que respecta a julio, la temperatura media del mes se situó en 19 grados, un poco más baja de lo normal, con una máxima de 35,5 grados el 22 de julio (en plena ola de calor) y una mínima de 4,4 grados el 13 de julio. En ambos casos, lejos de los históricos alcanzandos en 1993, con una mínima de un grado, y en 2020, con una máxima de 38 grados. Por cierto, la máxima histórica de junio también son 38,8, alcanzados en 2019.
El verano también ha destacado por las escasas lluvias caídas, lo que hace que la provincia se mantenta en riesgo alto de incendios. En la capital, entre julio y agosto, el agua caída se queda en 8,8 litros por metro cuadrado, cuadno el año pasado se superaron los 45 litros. Hubo siete días de lluvia, uno de tormenta, pero fueron 39 en los que los cielos estuvieron nublados en la capital, y tres completamente cubiertos.
Con la llegada de septiembre han llegado también las lluvias, y las tormentas, que descargaron con intensidad la pasada semana, provocando inundaciones en Hontoria del Pinar. En la capital, el mes arrancó con 6,4 litros por metro cuadrado en la capital, pero fueron muchos más en otros puntos de la provincia, como los 50 registrados en la estación meteorológica de Coruña del Conde.
Las escasas precipitaciones de julio y agosto están alejadas de los valores normales que maneja la AEMET. Así, en un agosto corriente suelen ser 26 litros por metro cuadrado, mientras que un julio normal pueden caer 27 litros. Junio sí que se ha ajustado la media, con 45,6 litros por metro cuadrado, caídos a lo largo de los 14 días de lluvia y los 8 de tormenta registrados.
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