Los vecinos de Terrazas, incomunicados desde el 1 de diciembre

«Estamos incomunicados», denuncia Beatriz Mambrillas, una de las vecinas de esta pedanía de Salas de los Infantes, en la que viven dos familias aunque son una treintena los vecinos que están empadronados. «Entendemos que somos poca gente», explica, pero resulta que la tecnología la tienen, al menos en la teoría, y hasta hace unas semanas, también disfrutaban de un servicio, con limitaciones, pero estaban conectados.

Para entender lo que ha ocurrido en Terrazas hay que remontarse a febrero de 2021. Entonces se les informa de que se va a desplegar la fibra óptica por la localidad y se pide autorización a los vecinos para la colocación del cableado. Se autoriza y, en mayo, se instala la caja de conexión y los técnicos de la subcontrata de Movistar les dicen que en un par de meses podrán disponer de fibra óptica.

Movistar les comunica por SMS que el 26 de noviembre se va a proceder a suspender la cobertura de cobre y que los vecinos tienen que pasarse a la fibra o a la tecnología internet radio. Y es ahí cuando empiezan los problemas, recuerda Beatriz. Se ponen en contacto con la compañía para indicarles que la señal de fibra no llega y, con la escasa cobertura que tienen, tampoco funciona la radiofrecuencia.

La compañía les asegura que se va a solucionar el problema, pero pasan las semanas y la solución no llega, pero sí un burofax de Movistar insistiendo en que tienen que pasarse a la fibra. Mientras, el subdelegado del Gobierno visita Terrazas el 25 de octubre y se compromete a que no se quedarán sin servicio. «Nosotros confiamos en su palabra» pero llega el 1 de diciembre, Movistar corta la conexión de cobre y se quedan incomunicados.

La fibra óptica, pese a estar el cableado y la caja, no llega a Terrazas y no se sabe dónde está el fallo. Movistar les da como alterantiva el internet radio, exigen que venga un técnico a instalarlo y se comprueba, como ya sabían los vecinos, que no funciona porque no tienen cobertura móvil. En otros municipios de la zona sí, pero en Terrazas no, así que ahí llevan mes y medio y sin conexión.

«El problema es que nadie se hace cargo de la situación», lamenta Beatriz, y recuerda que se ha eliminado un servicio sin comprobar que la alternativa funcionaba. Hasta el 1 de diciembre tenían teléfono fijo, internet (lento, pero conectaba) y cobertura móvil limitada. Ahora, solo esta última. Para llamar, Beatriz tiene que ponerse junto a una ventana, abierta, y no moverse ni un milímetro del lugar.

Son pocos, pero si el servicio se tenía, y la tecnología está ahí, lo que piden es que se les dé solución a un problema que les han creado. Es más, Terrazas está a 600 metros de la presa de Castrovido y en el poblado ha tenido siempre fibra, una conexión buena y necesaria para la infraestructura. «Es lógico», pero si se hace la inversión de llevar la fibra hasta Terrazas, alguien tendrá que comprobar que funcione, insiste.

Beatriz recuerda que ahora se necesita internet para todo: consultas médicas, reuniones telemáticas, gestiones del banco, trabajo... Por no hablar de lo que supone no tener una conexión telefónica si surge cualquier urgencia. O, como ha ocurrido esta semana, que Beatriz ha perdido la oportunidad de entrar a trabajar en la guardería de Salas porque no han sido capaz de localizarla.

Beatriz ha acudido a la Oficina de Atención al Usuario de Telecomunicaciones y al Defensor del Pueblo, pero ambos han dicho que no son competentes. Y en la Oficina de Atención al Consumidor les han dicho que se tardaría, como mínimo, seis meses en resolver la demanda. Esta vecina reclama una solución a las administraciones y a los políticos, a los que «se les llena la boca con la España Vaciada», porque con estas situaciones Beatriz no descarta pensarse «seriamente, volver a la capital».