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La producción agrícola de este 2019 en la provincia burgalesa se ha reducido un 16,41% de media con respecto a la cosecha de 2018 con un descenso generalizado en todos los cultivos excepto los aumentos de cosechas de patata, frutas y hortalizas, según datos ... del Colegio de Economistas de Burgos.
Según el Informe de la Economía de la Provincia elaborado por este organismo, en el año 2018 el sector agrario creció un 18,8%. En cambio, este 2019 el peso económico del sector agrario ha caído un 9,9%.
Las organizaciones agrarias corroboran lo que indican estos datos. Cristian Martínez, de COAG, explica que «ha sido un mal año para el trigo porque heló cuando estaba germinando y en mayo y en junio vinieron días demasiado calurosos, de hasta 40 grados. En cambio la cebada no se ha comportado mal». Por su parte, Esteban Martínez, de Asaja, apunta a que en la época de siembra «apenas llovió, hemos vivido una primavera seca y, en general, ha sido un año malo. Los precios del cereal se mantienen estables pero siguen siendo bajos en proporción a lo que se encarece el resto de productos». En este 2019 el precio medio del total de los productos agrarios ha caído dos céntimos con respecto a 2018 y el del cereal solo ha aumentado en un céntimo.
Por su parte, Susana Pardo, de UCCL, asegura que ha sido un año «raro» porque han llegado lluvias y heladas tardías. «El hielo afectó al trigo pero al menos la cebada lo llevó algo mejor», apunta Pardo secundando las palabras de Cristian Martínez. La presidenta de UCCL explica que a Burgos afectó menos la sequía que a otras provincias pero también ha hecho daño. «Se sembró más girasol porque no se podía sembrar trigo debido a la escasez de lluvia», apunta. Aunque ahora se da la contradicción de que en la provincia de Burgos aún quedan unas 400 hectáreas de girasol sin recoger debido a la lluvia, «no se secó la planta y no se cosechó. Esto mismo ocurrió con algunas tierras sembradas de patata», añade Pardo.
Los ganaderos también han tenido este año problemas con los pastos debido a la sequía. A lo que Esteban Martínez añade que «la ganadería de ovino lo pasa mal, sufren las consecuencias de los lechazos que vienen de fuera en la época navideña y, además, el precio de la leche no es decente y no se paga mínimamente el trabajo».
Sumado a la sequía, el temporal de los últimos días ha sido otro de los principales problemas para el año agrario burgalés. «Las inundaciones han sido perjudiciales porque había mucho terreno sembrado que el agua se ha llevado por delante», apunta Cristian Martínez, de COAG. Algo que secundan tanto desde Asaja como UCCL.
La lluvia de estos últimos días se ha llevado gran parte de la siembra pero todavía no se ha hecho valoración de los daños causados por el temporal. Además de destrozar lo sembrado también se ha llevado productos que ya estaban almacenados en naves e, incluso, ha habido corrimientos de tierras. «En el Valle de Valdelucio un agricultor de unos 60 años me comentó que en su vida había visto nada semejante. El corrimiento de tierras de cultivo y fértiles obligará a trabajar con maquinaria pesada para reponer la tierra vegetal», explica Esteban, de Asaja.
Las lluvias han hecho un daño importante y desde las organizaciones agrarias se mira a las confederaciones. Piden que se realice un plan de limpieza de ríos porque «no puede ser que cada vez que llueve con fuerza o durante algunos días se inunden las vegas», explican desde COAG. «Las confederaciones no limpian y tampoco dan facilidades para que lo haga la gente, te arriesgas a multas a la mínima. El río está lleno de ramas, troncos y basura. Las inundaciones han sido lo más grave de este año pero no solo afectan a los agricultores y ganaderos. Esto perjudica a todos», explica Cristian Martínez.
Además de esperar, de cara al 2020 que las confederaciones activen un plan de limpieza de ríos, desde las organizaciones agrarias aseguran que el año que comienza será clave para las negociaciones de la Política Agraria Común (PAC).
«Nos la jugamos en la definición de agricultor genuino. No es políticamente correcto pero hay que apostar por los agricultores que viven de ello porque la PAC no es un ayuda cualquiera, es por compensación por la pérdida de competitividad», explica Susana Pardo. Lo que se pide desde UCCL es que solo puedan ser beneficiarios de la PAC aquellos agricultores o ganaderos que demuestren que el 25% de sus ingresos proceden de estas dos actividades, «no aquellos agricultores no profesionales que viven de otra cosa», añade Pardo.
Justifica esta apuesta por las inversiones que se deben realizar en insumos, «cada año suben más y, en cambio, el precio de nuestros productos no lo hace», explica la presidenta de UCCL.
Igualmente, los agricultores y ganaderos piden competir en un mercado con igualdad, «no puede ser que a los productores de Mercosur no se les exija cumplir determinadas normas climáticas y a nosotros sí o que las medidas de sanidad animal no sean las mismas para productos que vienen de fuera y se vendan en nuestro país».
Cristian Martínez, de COAG, también recalca que quieren soluciones y medidas para solventar el problema de nitratos que tienen algunos suelos burgaleses. En este sentido, desde Asaja se pide que no se demonice a agricultores y ganaderos como culpables del cambio climático. «Nos enerva que se nos acuse porque somos un sector que descontamina, todos nuestros cultivos ayudan a absorber CO2. Además, queremos un suelo cuanto menos contaminado, mejor y trabajamos por ello», explica Esteban de Asaja.
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