Trece denuncias por usar motocicletas todoterreno en lugares no habilitados y fuera de pista en Burgos

Las denuncias son resultado de las acciones conjuntas implementadas por la Junta de Castilla y León y la Guardia Civil, en repuesta a las quejas de vecinos, senderistas y cazadores afectados por el tránsito irregular de motocicletas todoterreno. Sobre todo los fines de semana, se ha detectado la presencia de vehículos 4x4, motocicletas y quads que circulan en muchos casos campo a través, ascendiendo o descendiendo laderas, horadando profundamente el terreno.

De ahí que el SEPRONA, junto con el Servicio de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León, haya desplegado un amplio dispositivo de vigilancia por toda la provincia. Las infracciones detectadas se han centrado principalmente en la comarca del Arlanza y el Alfoz de Lara, donde se ha verificado el continuo paso de estas motorizaciones de gran potencia, a veces a grandes velocidades para salvar los desniveles o las dificultades orográficas, que originan surcos y degradan por erosión la cubierta vegetal.

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Fruto del intercambio bidireccional de la información recabada se han identificado a más 20 vehículos y se han confeccionado 13 denuncias por las infracciones detectadas, que van desde la circulación por vías abiertas al tráfico careciendo de placas de matrícula, por no estar en posesión del Seguro Obligatorio de Automóviles (S.O.A.) o por circular por montes de utilidad pública, vías pecuarias y entornos naturales sin autorización, que pueden repercutir en serias sanciones económicas, al sorprenderles cuando circulaban por el monte fuera de las pistas y por lugares no autorizados e incumplir la normativa.

Además del lógico malestar de otros usuarios por el perjuicio que les crea, al dificultar o limitar la circulación, estas maniobras ocasionan un severo daño al entorno natural, por lo que por parte de ambas instituciones se continuará con la vigilancia y se intensificarán los servicios.

Este tipo de conducción requiere de unos determinados permisos y está sujeta tanto a la legislación nacional como a la normativa autonómica de cada Comunidad que lo regula, y además supone un riesgo al poner en peligro la fauna y la flora local, la vida propia de quien la realiza y la de terceras personas como ciclistas o paseantes que transitan por estos parajes, sin olvidar la posible contaminación acústica en que se puede incurrir.