Si no hay cambio de planes en las próximas semanas, el próximo 1 de diciembre se levantarán las barreras de los peajes de la AP-1. Ese será, sin duda, un día histórico para la provincia, pero aún hay muchas dudas a respecto de cómo ... funcionará la liberalización. Y una de esas dudas reside fundamentalmente en la gestión del tráfico del corredor Burgos-Miranda, que ahora mismo tiene un reparto ya consolidado entre la AP-1 y la N-I.
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Sin duda, la apertura de los peajes desembocará en un incremento del tráfico en la autopista, pero todavía es muy pronto para conocer el alcalce exacto. Así lo subraya el jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán, que insiste en que «habrá que esperar para ver en qué condiciones se desenvuelve la circulación por el corredor».
En este sentido, Galán, que recuerda que la Dirección General de Tráfico (DGT) no es competente en la decisión sobre la liberalización, no se aventura a hacer pronósticos. Sí que se atreve, no obstante, a poner sobre la mesa la situación actual. «Es innegable que tenemos una vía convencional colapsada», como es la N-I. Habrá que ver, en todo caso, qué «consecuencias económicas y sobre la siniestralidad» tiene la decisión del ministro de Fomento, añade.
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