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La Lista Roja del Patrimonio, que incluye todos aquellos elementos patrimoniales españoles en riesgo de desaparición, no para de crecer, y en los últimos meses varias han sido las edificaciones burgalesas que han entrado en la misma. La última, esta misma semana, es el ... Torreón de los Gallo, ubicado a caballo entre Arcos y Villariezo.
Se trata de un castillo cuyo origen se remonta al siglo XV que actualmente se encuentra en un estado de conservación «lamentable», según explica Hispania Nostra, asociación dedicada a la conservación del patrimonio español. Y eso a pesar de que el edificio cuenta con la catalogación de Bien de Interés Cultural (BIC) desde 1949.
Esa declaración no ha impedido que el deterioro de los restos del castillo continúe avanzando de manera paulatina, y ha llegado un punto en el que el riesgo de desaparición es real y tangible.
Los orígenes de la fortaleza no están muy claros, si bien, se sabe que data del siglo XV y que durante muchos años fue propiedad de diferentes familias hasta que los Gallo, una familia de la baja nobleza castellana procedente de Covarrubias, se hizo cargo de él en 1516. Dicha familia llegó a tener una cierta importancia en la Castilla medieval, con varios de sus miembros ocupando diferentes puestos de responsabilidad, como el Cabildo Catedralicio.
Uno de sus miembros, de hecho, llegó a ser nombrado Marqués de Fuentepelayo en el siglo XVIII. Ese nombramiento derivó en el paulatino abandono del castillo, que se profundizó a mediados del siglo XX, cuando el entonces propietario del mismo lo vendió, junto a otras posesiones en la zona, a varios vecinos de Arcos y Villariezo.
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A partir de ahí, el abandono y el expolio fueron minando la belleza del castillo, del que ahora apenas quedan unos restos. La zona mejor conservada es la situada en los muros este y oeste, donde aún se pueden observar varios vanos de los grandes ventanales y algunas puertas.
También es visible parte de la estructura de la antigua torre, que llegó a alcanzar una altura de al menos cuatro plantas, así como del molino aledaño. En tiempos de gloria, todos esos edificios formaban parte de un complejo de significativa importancia, habida cuenta de lo que relatan las fuentes documentales. Hoy no tiene ni techumbre, pero antaño contaba con una imponente torre y varios edificios, así como un amplio patio interior dedicado a la huerta. También contaba con una rica ornamentación, con escudos heráldicos y una profusión de detalles en los vanos.
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