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Este fin de semana se celebra en Zamora el Festival Internacional de Cine Arqueológico de Castilla y León y, entre los finalistas, está un documental burgalés con trazos fúnebres y didácticos. Se trata del documental 'De sal y tierra: un ritual funerario' grabado y rodado en Quintanalara y la comarca de Lara. Entre las 14 propuestas presentadas a este certamen, este reportaje ha sido seleccionado como uno de los cuatro finalistas de entre trabajos llegados de Portugal, Argentina, Grecia o Croacia.
El principio de todo esto se encuentra en una excavación arqueológica. Carmen Alonso es arqueóloga y hace dos años comenzó una investigación en el osario de la iglesia de San Pantaleón de Quintanalara a petición de la Junta Vecinal. Como resultado se recuperaron un conjunto de recipientes de cerámica, principalmente platos y cuencos, relacionados con la práctica de un ritual funerario que ya ha desaparecido y que se sitúa a medio camino entre lo religioso y lo pagano.
El ritual consistía en colocar sobre el cuerpo del difunto, en el momento en que iba a ser velado, un recipiente con sal. Esto se hacía por un motivo, evitar que el espíritu regresara al cuerpo y ahuyentar de él las fuerzas del mal. A raíz de este descubrimiento hecho en Quintanalara comenzó una investigación sobre este ritual, que se practicó en España y otros países de Europa, al menos, desde el siglo XVI y hasta mediados del siglo XX.
A finales del 2018 y tras este descubrimiento hecho en Quintanalara al alcalde pedáneo, Rubén Heras, se le ocurrió la idea de rodar el documental. Se trata de un cortometraje de 17 minutos codirigido por la arqueóloga Carmen Alonso y Juan Carlos García. 'De sal y tierra: un ritual funerario' es el resultado de una labor colectiva. En su grabación y producción han intervenido de manera desinteresada muchas personas, como el compañero de Carmen y arqueólogo Javier Jiménez. También ha intervenido el Grupo de Teatro Tierra de Lara, la campanera Verónica de la Torre, la narración corre a cargo de la actruz Ana Rosa García y la música es de Javier Moreno. También han colaborado algunas instituciones, entre ellas el Museo de Burgos y el Espacio Joven del Ayuntamiento de Burgos.
La colaboración vecinal ha sido clave en este proyecto audiovisual. Ellos son los que aparecen caracterizados, velando al 'muerto' con su cuenco de sal. La parte teatralizada ha corrido a cargo por el Grupo de Teatro Tierra de Lara y algunos de sus componentes son del pueblo donde surgió la idea, Quintalara. Para filmar el velatorio, unos vecinos de esta localidad cedieron una casa antigua en la que hubo que cambiar poco el decorado. Y así han conseguido transmitir la esencia de este ritual funerario.
El documental transmite el ritual y se ha estructurado con la teatralización de un velatorio antiguo por un lado y la parte más didáctica e informativa por otro. En el velatorio aparecen las plañideras velando al difunto al que se ve con el planto con sal encima. También se ha rodado en exteriores de localidades del entorno de la comarca de Lara, sobre todo cementerios e iglesias, y completa la ambientación cuadros y fotografías de los siglos XVIII y XIX.
Tras la excavación arqueológica surgió una investigación. Esta llevó a que el ritual se practicaba en España y otros países, sobre todo Gran Bretaña e Irlanda.
En algunas ocasiones, junto con el recipiente de sal también se colocaban unas tijeras abiertas con esa misma finalidad, ahuyentar las fuerzas del mal, evitar que el espíritu regresara al cuerpo y favorecer el tránsito del espirítu al más allá. El ritual tiene un componente religioso y otro pagano con un marcado carácter supersticioso. La arqueóloga Alonso apunta que «se decía que lo que la sal hacía era evitar que el cuerpo se hinchara pero, obviamente, no es nada científico sino supersticioso».
Este ritual se fundamentaba en que la sociedad creía que mientras el cuerpo estaba sin corromperse el alma estaba en peligro, en ese momento de tránsito, la sal da protección al alma para liberarse del cuerpo e irse con las fuerzas del bien y no con las del mal porque según ellos «el diablo aborrece la sal», explica Alonso.
La sal, una vez más, vuelve a mostrarse importante para las sociedades. Si en su momento se utilizaba como 'moneda' aquí aparece en un ritual funerario. En este documental también se explican los usos que ha tenido la sal a lo largo del tiempo. Entre estos, como apunta esta arqueólogo, uno muy tradicional es el uso mágico, para evitar el mal de ojo pero también para provocarlo.
La grabación comenzó a finales del año pasado y el montaje ha concluido esta primavera. Ha llevado varios meses de trabajo pero ya se ha estrenado. Ahora desde la comarca de Lara se espera con expectación la celebración del Festival Internacional de Cine Arqueológico de Castilla y León de este fin de semana en Zamora. «Estamos muy contentos porque en esta edición se han presentado 14 cortometrajes y hemos sido seleccionados entre los cuatro finalistas, así que optamos a premio», reconoce Alonso.
Entre los premios que se entregan, uno se decide por el número de votos positivo en YouTube, por lo que estos burgaleses, piden el apoyo de todos aquellos a los que les guste su trabajo, desinteresado y cultural.
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