La eterna demanda del servicio de extinción de incendios de la Junta en verano y el enésimo sorteo de la administración regional ante las peticiones de los bomberos forestales. Los implicados en el cese de los fuegos en Castilla y León han vuelto a levantar ... la voz, en esta ocasión en Burgos, para poner punto y final a la precariedad y eliminar la temporalidad en sus contratos.
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«Esto no es nuevo. Parece que cuando hay un gran incendio todo sale a la luz. Esto se repite todos los años. El operativo de extinción de incendios es precario y demandamos que se evite la temporalidad. Una de las cosas básicas que se reclama es el reconocimiento de bombero forestal de todo el operativo», explica el peón manguerista en Quintanilla Sobresierra, donde el pasado viernes se declaró un incendio que calcinó 70 hectáreas.
Piden englobar a todo el personal que lucha contra las llamas de una forma o de otra. Tanto cuadrillas de tierra, de las helitransportadas, de los camiones autobombas y de los vigilantes. «Los que menos están cobrando (el salario mínimo interprofesional) son las cuadrillas de tierra. Les toca hacer trabajo de prevención durante ocho horas. Puede darse el caso de que terminan esas 8 horas y les llamen para un incendio. ¿Dónde vas a ir después de estar ocho horas con una motosierra? La gente va y hace lo que puede. La administración se aprovecha de la vocación de las personas», lamenta García.
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Precisamente el problema de la temporalidad se podría evitar con las labores de prevención en invierno. «Ese trabajo no se hace en invierno y lo mantienen en verano porque con una misma cuadrilla hacen la labor silvícola y encima tienen un retén más. Sale una alerta de incendios y esa gente se cambia de ropa y va al fuego. Tienen a una cuadrilla haciendo dos trabajos», explica el bombero de la Junta.
Unas cuadrillas que solamente experimentan parones cuando la situación es de alarma por la regla del 30 (días de más de 30ºC, menos de 30% de humedad y viento superior a los 30 km/h). «Son los denominados módulos de parada que solo se efectúan cuando la situación es muy favorable a incendios», añade García, que pertenece al colectivo de Bomberos Forestales en Lucha de Castilla y León.
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Una reclamación que se extiende a nivel nacional, aunque en 2018 se paralizó la proposición de ley del bombero forestal. «Casi todas las comunidades tienen reconocida la categoría de bombero forestal. Castilla y León se resiste, siendo la región con mayor masa forestal de España», apunta Sergio García, que insiste en la importancia de que los bomberos se encarguen de las tres claves para evitar desgracias como las de Ávila. «Prevención en invierno, detección y extinción», prosigue.
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Asimismo, el propio García y el equipo de extinción ve desidia en las administraciones. «No hay interés en que esto mejore ni en profesionalizar el sector. Nos tienen porque nos tienen que tener. Cuando pasan estos incendios, se ve que el monte no da dinero, pero se le puede quitar mucho dinero al particular», concluye el bombero forestal.
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