De serrar madera a transformarla, el sector maderero busca aumentar su valor en Burgos

Desde mediados de 2021 y hasta finales de 2022 los aserraderos burgaleses han comprado «muy cara la madera, pero también se ha vendido caro». Ha ayudado que, por ejemplo, había mucha demanda de madera desde el sector del embalaje. «Esto ha sido la ley de la oferta y la demanda. Quien vende madera a los aserraderos ha subido los precios y los aserraderos también lo han tenido que hacer. Los ayuntamientos con muchos lotes de madera, por ejemplo, han aprovechado la coyuntura y han obtenido más ingresos», explica Rica.

El problema actual del sector maderero en Burgos es que el sector del embalaje ha hecho tope, tanto en precios como en demanda. Así, los aserraderos burgaleses siguen comprando madera cara, pero los precios a los que la venden al sector del embalaje están cayendo.

El sector del embalaje había sido un 'salvavidas' o sostén para los aserraderos en un momento en el que la construcción se ha parado mucho y, por lo tanto, se vendía menos madera para este fin. Así que, como reconoce el presidente de Burmadera, «estamos en un momento de incertidumbre. Este mes de enero y febrero van a ser significativos para lo que ocurrirá durante el año. Si la madera de embalaje o construcción no empieza a remontar y no bajan los precios de venta para los aserraderos, la gente se pondrá nerviosa», reconoce Rica.

En este escenario, Burmadera tiene un reto, lograr el mayor valor posible de la madera transformada en sus empresas, evitando, con ello, que los recursos forestales de Burgos se destinen, sin transformar, a otras empresas españolas, europeas o asiáticas. Hay que tener en cuenta que la superficie forestal de la provincia no ha dejado de crecer en los últimos 20 años. En estos momentos asciende hasta las 702.448 hectáreas. Según los datos de Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, en 2020 las cortas de pino albar se concentraron en la mitad norte del país, sobre todo en Soria, Barcelona, Burgos, Lugo y Navarra. En la provincia burgalesa las cortas estuvieron por encima de los 100.000 metros cúbicos.

La situación con la provincia burgalesa es que, además, es una de las que más madera sierra de toda España, pero no transforma esta madera más allá de las fábricas de pellets o algunas empresas de tablero. Lo que se quiere lograr es que el recurso forestal de Burgos no se venda, sin transformar, a otras empresas que aumentan su valor con la transformación. Burmadera incidirá entre sus empresas asociadas para lograr que Burgos se convierta, también, en sector transformador de esta materia prima.

El problema en este caso es la inversión que precisan las empresas para lograr esta tarea. También se necesita mano de obra en el medio rural burgalés, que es donde, principalmente, se encuentran los aserraderos. Y, por último, como señala algún aserradero, «está la dificultad de meterte en un mercado ya hecho».

Rica reconoce que el «fenómeno Ikea nos hace daño, es difícil competir con eso, pero en el País Vasco hay empresas haciendo muebles parecidos a los de Ikea, de madera, y están ahí intentando competir. Es la pregunta que nos hacemos: ¿por qué no intentamos algo así aquí? Nos falta esa iniciativa para lograr la segunda transformación».

Uno de los impedimentos para lograr esta transformación de los aserraderos burgaleses es la mano de obra. «En los pueblos burgaleses no tenemos mano de obra porque no hay vivienda. Alquilar una casa es complicado y los precios son elevados. La compra de vivienda ya construida para entrar a vivir tampoco es fácil», reconoce Rica.

«Una de las alternativas que aporta Burmadera es, por un lado, impulsar la construcción de vivienda con los materiales de la zona: madera y piedra, mediante la creación de ayudas para quien las construya con estos materiales. Por otro lado, promover que los ayuntamientos construyan viviendas sociales con alquileres baratos», explica el presidente de Burmadera. «De qué nos sirve tener polideportivos si no tenemos vivienda para los jóvenes que quieren quedarse o quieren venir a trabajar al pueblo. La vivienda, los servicios, las comunicaciones son fundamentales», evidencia Rica.

Además, el sector maderero de Burgos reclama «infraestructuras viales dignas», que les permitan competir en igualdad de condiciones con otras empresas del sector del territorio nacional. Esta actividad económica, en la provincia de Burgos, se desarrolla principalmente en el mundo rural, por lo que está amenazada por los problemas aparejados a la despoblación. «La carretera de Salas de los Infantes o la variante son dos ejemplos de carreteras deshechas para las que no hay alternativas. Estamos esperando también, desde hace años, en esta misma zona, la variante que una Hacinas con Castrillo», lamenta el presidente de Burmadera.

Pero hay más, «los autobuses ya no existen. Todo eso que venimos demandando lastra el medio rural. Vamos a intentar que, entre todos, unidos a otros sectores, cambiar algo», asegura. Rica reconoce que el maderero es un sector al que le cuesta unirse, pero desde Burmadera van a intentar dar «un giro a la asociación e intentar sinergias, que no nos dé miedo unirnos o, por lo menos, compartir las experiencias».