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Julio está siendo un mes seco, en el que además se encadenan olas de calor, con máximas que rondan 40 grados (y llegará otra para arrancar agosto). Ambas circunstancias están agravando una sequía que se vislumbraba meses atrás, pues el primer semestre de 2022 ... no ha sido precisamente lluvioso. Y las primeras consecuencias ya de dejan notar en los pueblos de Burgos.
Más allá del aumento de riesgo de incendios forestales (que pueden ser tan voraces como el Quintanilla del Coco), la sequía deja escasez de agua para el consumo humano. Algunos pueblos ya han tenido que solicitar a la Diputación Provincial que les envíen cisternas de agua para cubrir el suministro de la población. Y esa petición llega muy pronto.
El diputado provincial Ramiro Ibáñez reconoce que «el suministro de agua es un verdadero problema, que otros años no ha habido». En años especialmente secos, la Diputación tiene que movilizar las cisternas, pero las demandas de agua suelen concentrarse a finales de agosto y en septiembre. También puntualmente en torno al 15 de agosto, pero porque hay mucha gente en los pueblos.
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Elena Martín López
Sin embargo, ahora en julio ya ha habido peticiones por falta de agua, lo que augura un verano complicado. «El agua escasea en todos los municipios», insiste Ibáñez, para concienciarnos de la importancia de hacer un uso racional de este recurso, sobre todo en estas fechas en las que se va de visita al mundo rural. «Las reservas están por debajo de los niveles habituales y estamos en julio».
Ramiro Ibáñez afirma que «todos nos tenemos que concienciar, no es una situación al uso y todos tenemos que arrimar el hombro». En definitiva, es una cuestión de responsabilidad, sin tener que esperar a que el ayuntamiento de turno tenga que prohibir el uso de agua en jardines, huertos o piscinas, y así se evitan escaseces futuras.
En Burgos fallan las reservas de agua de los pueblos y también se nota la sequía en los embalses, que se encuentran a niveles inferiores a los de hace un año. Los embalses de la Cuenca del Duero están al 67,5% de capacidad, según los datos de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD).
Tienen 65,4 hectómetros cúbicos, cuando hace un año eran 69,7. En el ambalse de Úzquiza hay 47,1 hectómetros cúblicos de agua y 18.3 en Arlanzón. No están mucho mejor los embalses del Ebro. En el pantano del mismo nombre hay embalsados 309 hectómetros cúblicos, que son 1,3 en el Sobrón.
Los datos de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) muestran una caída del 13,68% en el agua embalsada en el Ebro con respecto a hace un mes, y del 4,28% si comparamos con los datos del pasado año. La caída se eleva al 4,60%, para un mes, y al 9,61%, para un año, en el caso del pantano del Sobrón.
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