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El pasado 9 de marzo vivieron el peor días de sus vidas. El incendio del centro canino de Rubena dejó sin la que era su casa a decenas de perros y costó la vida a 17 canes. Las causas del incendio todavía no se conocen ... y se encuentran en investigación para saber qué pudo pasar aquella mañana en las instalaciones de La Dama, el centro canino y criadero de Rubena.
Ahora, apenas una semana después, unos 40 perros han encontrado un nuevo hogar, aunque todavía queda alguno en búsqueda de una familia que le adopte a través de la protectora Voluntarios Animales Burgos.
«Les hemos buscado casas definitivas porque nosotros no sabemos cuánto vamos a tardar en reconstruirlo todo. Igual es un año o dos, imagínate que dentro de un año vamos a reclamar esos perros, aunque nos los devuelvan creamos un conflicto porque se ha generado un vínculo. Quedan cuatro de encontrar casa», explica David, el propietario del centro.
Con el incendio perdieron una de las instalaciones en las que los perros vivían, en ella estaban las «habitaciones» en las que estaban acostumbrados a dormir. «Cada perro tenía su espacio, al que están acostumbrados, por lo que no puedes tenerlos hacinados o dejarlos que duerman al aire libre, porque ellos buscaban su lugar», cuenta Álex, trabajador del centro canino, que recuerda aquella mañana como una nebulosa propia de una película. «La escena parecía sacada de internet. Había fuego, personas y perros. La sensación de muchísimo calor, llamas súper grandes y todos entrando a sacar perros», recuerda Álex.
Tampoco fue sencillo el trago de tener que llamar a las familias que esperaban a su cachorro y que no podrán recibirlo: «Hemos perdido cachorros que tenían sus dueños, gente que habían venido a estar con su perro y a los que hemos tenido que llamar para explicarles lo que había pasado».
Para garantizar el bienestar de los perros supervivientes desde el criadero decidieron que la mejor solución era buscar familias a esos perros y perras con las que llevan conviviendo años. Loba, Luna, Suiza, Shrek… Animales a los que han alimentado, cuidado y paseado durante años. «Queríamos sacar a los animales rápido de aquí, pero nos daba miedo que cayeran en manos de criaderos ilegales y metieran a las perras en una cuadra a parir todo lo que no han parido con nosotros estos años», reflexiona Álex.
Porque, aunque se dediquen a la cría de perros, defienden que se haga de manera legal. «La forma de acabar con los abandonos es que se controlen los criaderos, que los perros salgan chipados del lugar de origen, donde nacen, que no puedas ir con cachorro a un veterinario y no te pregunten cuál es su procedencia. Que se tomen medidas de verdad sobre lo que se cría y lo que se vende», reclama.
Lo más duro de la pérdida es la gestión de la situación en el plano emocional: «La rabia que te da es no haber llegado antes, no haber podido sacar a más. Sacamos a casi todos, pero hubo unas madres que fallecieron y esa es la rabia que nos da, el pensar que si hubiésemos llegado media hora antes a lo mejor podríamos haber sacado a todos. Eso es lo peor de todo». Ellos fueron los primeros en entrar a por los perros, cuando las dotaciones de los bomberos llegaron para extinguir el incendio se afanaron también por salvar el máximo número de animales posibles.
Álex añade a las palabras de David que los daños materiales, aunque importantes, no dejan de ser materiales. «Una tubería, un muro, se vuelve a comprar o a levantar, pero los perros…», cuenta. Ahora piensan en cómo volver a levantar lo que el fuego arrasó. Tras las visitas de peritos judiciales, el Seprona y la Consejería de Agricultura, Ganadería y Desarrollo Rural para elaborar los informes del estado en el que se encuentra el núcleo zoológico, llega el tiempo de plantear cómo restaurar todo lo que puedan, aunque las pérdidas animales serán insustituibles.
Porque David reconoce que están «destrozados», pero que los perros no les dejan lamentarse. «Igual en otro negocio te echas a llorar, pero aquí los perros te obligan a que no pares. Tienes que darles de comer, limpiarles, atenderles… Eso ha hecho que no nos paremos y sigamos adelante, tenemos que seguir cuidándoles», asegura.
De momento, los 140 perros supervivientes del incendio disfrutan de su segunda vida, porque el pasado día 9 volvieron a nacer. Muchos siguen con David, Álex y el resto de trabajadores del centro canino, otros muchos han comenzado una nueva vida familiar que les hará olvidar que todo lo que conocían desapareció pasto de las llamas.
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