andrea d. sanromá
Sábado, 2 de noviembre 2019, 20:05
En esta localidad burgalesa, situada en el Camino del Cid y que entró en el Libro Guinnes de los Records mundiales por ser el pueblo cuyos habitantes tienen los nombres más raros o poco comunes del mundo, la gastronomía es otro de los alicientes que ' ... engancha' a sus visitantes. Patricia Herrero se hizo cargo hace quince años del por aquel entonces cerrado Los Cuatro Bolos, un restaurante ubicado en Huerta de Rey que permanecía sin clausurado desde hacía otros quince, y allí, junto a su hermana, puso en marcha un restaurante que con el paso del tiempo ha conseguido asentar una clientela fiel que responde a una cocina casera con producto de la zona y de temporada.
Publicidad
«¿Por qué no abrís Los Cuatro Bolos? Es lo que nos decía mi padre, pero no me sentía preparada». Patricia dejó su pueblo para estudiar hostelería en Aranjuez, y después de adquirir experiencia en varios establecimientos de Madrid y de Burgos, «quería volver a Huerta, y Los Cuatro Bolos era una buena opción». En el menú diario encontramos verduras, legumbres, pasta, carne, pescado y ensaladas presentadas en variadas formas, aprovechando el producto de temporada.
Tallarines con setas, alubias, ternera guisada con menestra de verdura, unas chuletas a la plancha, merluza rellena en salsa y palella los jueves son algunas de las opciones de este familiar restaurante. Las raciones de callos, manitas de cordero o codornices escabechadas «gustan bastante». Pero no es lo único que luce en la larga lista de opciones, donde se hacen también un hueco entre los habituales las bravas dos salsas, oreja a la plancha, calamares, morcilla, picadillo, pimientos rellenos, croquetas caseras, huevos estrellados, revuelto de ajete y gambas, ensalada bacalao...
Para Patricia «las recomendaciones y el boca a boca es lo que nos ha servido para darnos a conocer», explica después de reconocer que «estoy muy contenta porque la clientela es muy agradable y yo tengo un trabajo con el que disfruto». Desde hace tres años hace frente al negocio sola después de que su hermana lo dejara. «Hasta entonces estábamos de lunes a domingo y ahora cierro los fines de semana». Sin embargo, su buen hacer es conocido.
Por otro lado, además de dar servicio en el restaurante, han puesto en marcha una línea de comida a domicilio para personas mayores. «Lo pusimos en marcha hace dos años, no son muchas personas pero estamos bien, porque el servicio diario absorbe la mayor parte del esfuerzo y tiempo», concluye.
Disfruta de acceso ilimitado y ventajas exclusivas
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.