Una receta tradicional, que no se ha movido tras el paso de los años y se ha trasladado de generación a generación. Las torrijas se convierten en elemento estrella de la gastronomía de la Semana Santa. No hace falta innovar, ni buscar giros modernos, en ... la tradición está la esencia de este dulce tan típico. Lo saben bien en el obrador de Pastelerías del Grupo Tudanca en Aranda de Duero.
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Allí mantienen la misma receta desde 1914, cuando la familia abrió el primer obrador en la céntrica calle Isilla. Más de un siglo después, se mantiene la tradición de elaborar estos dulces y calculan que durante esta época festiva, se venden alrededor de un millar de torrijas.
Con los mismos ingredientes y siguiendo los mismos pasos en la elaboración. «La pastelería comenzó trabajando productos muy tradicionales, al pasar los años se ha ido evolucionando y se han ido incorporando muchas ofertas nuevas acordes a la vanguardia, pero hay otras que se realizan exactamente igual que se hacían antes. Hay productos que reinventarlos es perjudicial», explica Hugo González, director del obrador de Pastelerías Grupo Tudanca en Aranda de Duero. Defiende que el secreto es no tocar la receta, ni incluir toques vanguardistas, porque «la gente las compra para que tengan el sabor de hace ciento diez años».
Aunque en algunas ocasiones se buscan alternativas más saludables cambiando algún ingrediente. A la hora de ponerse manos a la obra hay determinados pasos que nunca hay que saltarse son imprescindibles y marcan el secreto del éxito de unas buenas torrijas. El primero es el pan, ya que es necesario utilizar una barra específica para torrijas. Un pan tradicional al que se añade un poco de azúcar, un poco de manteca y un poco más de sal. De esta manera, la barra presenta una apariencia de pan normal, un poco más brillante, pero permite que al hacer la elaboración final tenga el toque singular de la torrija». Un pan que, se elabora directamente en la pastelería, pero que durante las fechas de Semana Santa está a disposición del consumidor en despachos de pan y supermercados.
El primer paso de la receta consistirá en cortar el pan en rebanadas más largas de lo habitual, de tal modo que se consigan entre ocho y diez unidades. Una vez listas las rebanadas, hay tres ingredientes protagonistas: huevos, leche y aceite de oliva virgen extra. El pan se empapa en leche, que previamente se ha calentado, hasta que quede esponjoso.
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Aythami Pérez Miguel
Más tarde, se pasa bien por el huevo batido y se fríe en aceite de oliva muy caliente. El último toquecito, cuando la torrija ya esté frita y depositada en el recipiente o plato, es echarle por encima un poco de canela con azúcar mezclado. «No sirve ni canela sola, ni azúcar solo, tiene que estar mezclado», insiste Hugo González mientras muestra un recipiente en el que aparecen combinados los dos productos.
A pesar de que cada vez son más las personas que se atreven a elaborar sus propias torrijas, todavía son muchos lo que se decantan por ahorra tiempo, no arriesgar, y comprar el producto. «Calculo que estaremos entre 900 y 1.000 torrijas este año. Dulces que suministramos en Aranda y también a varias localidades de Burgos, Valladolid, Segovia y Soria como Peñafiel, San Esteban de Gormaz, Riaza, Ayllón», desvela.
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