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De forma discreta, el pueblo burgalés de Milagros, asentado en la comarca de la Ribera del Duero, atrae artistas. Aquí quedan los restos de la casona-estudio de Vela Zanetti. Aquí instaló su estudio el gran pintor realista Higinio Boalg y aquí encuentra su inspiración ... y da rienda suelta a su talento actualmente Rufo Criado.
Criado lo tiene claro, su entorno natural y la riqueza de los paisajes que uno va descubriendo en la vega del río Riaza fueron las razones de escoger Milagros como sede para su estudio. «Al plantear la construcción del estudio en 1996 tuve muy en cuenta que fuese una zona tranquila donde poder encontrar fácilmente zonas de silencio o aislamiento, imprescindibles para poder trabajar en el campo de la creación artística», señala el pintor. 24 años lleva pintando en este lugar y asegura que «es una de las decisiones más acertadas que he tomado a lo largo de los años».
Vela Zanetti nació en Milagros, Higinio Boalg nació en la localidad segoviana de La Lastrilla pero estaba afincado desde muy temprano en Aranda. Por su parte, a Rufo Criado le unen relaciones familiares desde los años 60 con el pueblo. Una cosa destaca de Milagros el pintor, «siendo una pequeña población se ha destacado a lo largo de los años por su actividad cultural. Sus Veranos Culturales han sido de una extraordinaria calidad», asegura. Él mismo llegó a colaborar con la A.D.C. Milagros realizando alguna exposición.
Criado conoció a Vela Zanetti en los años 60 cuando le visitó en su casona-estudio de Milagros en varias ocasiones. «Sus consejos artísticos fueron muy importantes porque yo me encontraba en aquellos años en mis inicios como pintor. Sobre todo, recuerdo siempre cómo me contagió su pasión por la pintura, como oficio y como forma de vida», rememora Criado.
Precisamente esa casona-estudio que vio florecer el arte del gran muralista Vela Zanetti se encuentra casi en ruinas y en venta en una página web de anuncios por 110.000 euros. Donde antes manaba el talento ahora lo hacen las malas hierbas, resisten las paredes que evocan en la mente de Criado una frase: «¡Si Vela Zanetti levantara la cabeza!».
Reconoce que el estado de abandono del edificio le provoca «desolación, profunda tristeza de lo que podía haber sido y en lo que se ha convertido por cuestiones totalmente ajenas al municipio. El Ayuntamiento y sus vecinos han ido viendo cómo uno de los edificios emblemáticos de Milagros, perteneciente a un gran artista, como recuerda el panel informativo ubicado en la fachada, en su interior se va consumiendo y deteriorando por el abandono de estos últimos años».
Criado es de la opinión de que habría que intentar recuperar la casona y, poco a poco, «cuando superemos esta crisis en la que nos encontramos, idear un proyecto en el que convivan la memoria hacia Vela Zanetti y un uso social y cultural».
Criado lo tiene claro, «Vela Zanetti fue un gran muralista, en la tradición de los grandes muralistas latinoamericanos con los que tanto sintonizó en sus años de exilio». Los murales que realizó para la sede de la ONU en Nueva York y en la OIT en Ginebra lo atestiguan. Burgos tiene la suerte de poder disfrutar de dos grandes murales de temática histórica, uno en la Diputación y el otro en el Arco Santa María.
Precisamente el tiempo ha querido que Criado y Vela Zanetti coincidan en la sala de exposiciones de este Arco de Santa María. «Cuando realizaba el montaje de mi exposición 'Sobre-escrituras' no he podido por menos que recordar las conversaciones que mantuve con él, sus consejos, sus reproches y el poder apreciar de cerca algunas de las obras que estaba pintando en su estudio en esa época», reconoce Criado. Su exposición se puede visitar hasta el 30 de agosto. «Es un honor poder compartir el espacio expositivo con el mural de Vela Zanetti, maestro al que debo admiración y respeto», añade.
Criado también conoció a otro pintor que estableció su estudio en Milagros, Higinio Boalg. Su estudio estaba próximo al de Criado y algunas veces coincidían paseando y mantenían conversaciones sobre sus batallas artísticas aunque «en el mundo profesional nos movíamos en circuitos diferentes», apunta Criado.
Para Criado el entorno de Milagros es como «un manantial de sensaciones. En años pasados, en los que mantenía una dura actividad, el silencio de la zona era balsámico, me ayudaba a centrarme en el desarrollo de mi lenguaje pictórico. En los tiempos actuales, con la pandemia conviviendo con nuestra actividad diaria, los paseos se me hacen imprescindibles para percibir todo tipo de colores, sonidos, reflejos en el agua, todo lo que se convierte en una buena medicina para airear la mente e incentivar mi capacidad de pensar y analizar las pinturas en las que estoy trabajando», reconoce.
Antes de instalar su estudio en Milagros disponía de una pequeña nave a las afueras de Aranda. Pero para él, la experiencia más estimulante fueron los diez años previos (1985-1994). En esos años un grupo de artistas formaban el colectivo A Ua Crag y alquilaron una nave industrial de 750 metros cuadrados en Aranda. Compartían el espacio como lugar de trabajo y desarrollo de los proyectos de grupo. «Fue una experiencia muy intensa y estimulante como artista porque durante esos años realizamos varios proyectos expositivos a nivel nacional e internacional», recuerda.
El cambio a Milagros fue «muy drástico» como entorno pero «necesario» para su evolución personal. Para la construcción del tipo de estudio que Criado precisaba era muy importante la ubicación, la relación con el entorno más cercano pero también la iluminación interior porque «quería tener la posibilidad de trabajar el máximo de horas posibles con luz natural».
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