El hielo borra la pista de Ana

Entonces se desplegaba un operativo de búsqueda en las inmediaciones del río, en una zona de viñedos cercana a la bodega Martín Berdugo. Un terreno cubierto todavía por una espesa capa de nieve, en campo abierto, donde la niebla cayó con intensidad al llegar la noche y continuaba hasta bien entrada la mañana de este jueves. Todo ello, unido a las temperaturas registradas en la capital ribereña de diez grados bajo cero, dificultaron enormemente las labores a la Policía Nacional, a los Bomberos y a la Guardia Civil.

Apenas se ven paseantes por esta senda que es muy transitada por deportistas y viandantes cuando el tiempo acompaña. Los pocos vecinos que se han aventurado hoy a andar por los caminos que transcurren cerca del punto de la desaparición, coinciden en que «es peligroso» y que llegar hasta el río en ese tramo «no es nada fácil». Solo se vislumbraba blanco sobre blanco y las siluetas de los árboles recontándose entre la niebla. El hielo y la nive dificultan el tránsito y la visibilidad en la mañana de este jueves era prácticamente nula.

La orilla del río transcurre en esta zona en una pendiente anegada por la maleza y la nieve, por la que es imposible transitar con seguridad. Además, se encuentra otro obstáculo para el rastreo, ya que una espesa capa de hielo cubre la superficie del Duero en un tramo que se prolonga varios kilómetros.

Esta mañana hallaban el cadáver del perro con el que la mujer salió a pasear, según fuentes de la investigación, lo han encontrado ahogado. De Ana sin embargo, no hay rastro y, por este motivo, a esta hora todas las hipótesis continúan abiertas a la espera de dar con el paradero de la mujer lo antes posible.

Para ello se desplazará hasta la capital ribereña el Grupo Especial de Operaciones de la Policía Nacional, que reanudará la búsqueda mañana por la mañana.

El operativo primario de búsqueda se suspendía a mediodía por la falta de medios para acometer el trabajo en las condiciones que presentaba el terreno. Ahora se espera que el GEO pueda arrojar algo de luz mientras los arandinos, en vilo, aguardan a que el caso se resuelva cuanto antes.