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El gran mural homenajea la cultura del vino en el corazón de la Ribera del Duero. Nacho Rincón

El gran mural de una vendimiadora homenajea la cultura del vino en Moradillo

Es obra del artista Nano Arribas Lázaro protagonizada por una mujer con un cesto de mimbre

Susana Gutiérrez

Aranda de Duero

Lunes, 18 de abril 2022, 13:59

Un gran mural de una vendimiadora homenajea en Moradillo de Roa a la cultura del vino tan presente en la localidad ribereña. El artista Nano Arribas Lázaro ha aprovechado la Semana Santa para dar los pasos necesarios para plasmar su obra plástica en una de ... las paredes del frontón, recientemente rehabilitado. De esta manera, la obra de gran formato, desde algunas panorámicas, comparte plano con el barrio de bodegas y lagares tradicionales de El Cotarro, un proyecto que obtuvo el premio a la mejor iniciativa enoturística por parte de Rutas del Vino.

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«En el mural la protagonista es una mujer vendimiadora, actual y moderna, en la que se pueden sentir representadas muchas de la viticultoras actuales. Lo único antiguo es que lleva un cesto de mimbre porque es más pictórico», explica el artista. En esta línea, detalla que la mujer mira al espectador en una composición hecha para gran formato que preside la panorámica y se ve desde lejos. «Se completa con un racimo de uvas y una hoja de variedad tempranillo», incide.

El mural es, sin duda, un guiño a la historia tan estrechamente vinculada al mundo del vino en este municipio de alrededor de 200 habitantes. Moradillo cuanta con un conjunto histórico de bodegas y lagares tradicionales, recuperado y puesto en valor como destino enoturístico sostenible. Se trata de un patrimonio etnológico compuesto por 159 bodegas subterráneas y 7 lagares-cueva tallados en piedra que logrado atraer, en los últimos cinco años, a miles de turistas e investigadores.

De forma ordenada brotan 159 bodegas, la mayor parte de ellas con contadores o casetas de entrada. Construcciones bien conservadas, todas en piedra labrada, de uniformes medidas y alineadas en calles horizontales y descendentes que ocupan todas las caras del cerro de la Iglesia de San Pedro. La larga tradición del cultivo de la vid, que se data allá por el año 1600, ha regalado esta arquitectura que suma lagares, lagaretas, bodegas-largar con sus muelles de descarga, zarceras y porteras; al servicio de la elaboración y conservación de los vinos. Una ruta guiada de una hora de duración adentra, de jueves a domingo, en la historia del vino, su cultura y elaboración y hace retrotraerse a tiempos lejanos.

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