La CHD constata que los residuos de una empresa de Aranda generan anomalías en los pozos cercanos

Ahora, un informe de la Confederación Hidrográfica del Duero, que ha realizado una toma de muestras en la zona, constata unas cifras «indicativas de que se está produciendo una afección sobre las aguas subterráneas por parte de la actividad». El estudio concluye que se observa una alta concentración de sulfatos que no se aprecia en otros puntos próximos muestreados, un aumento en la conductividad y también restos de Calcio, Magnesio, Nitrógeno y Potasio «más elevados en concentración que otras muestras cercanas«.

La CHD mantiene que no se han podido determinar marcadas diferencias en otros componentes, ya que toda la zona está considerada por la Junta de Castilla y León como vulnerable a la contaminación de nitratos debido a la intensa activad agraria. En cualquier caso, el organismo refleja que está sopesando la incoación de un expediente sancionador.

En cualquier caso, la Confederación Hidrográfica refleja en su informe que la empresa tiene que realizar una serie de mejoras en sus instalaciones, cuyos detalles ya se han puesto en conocimiento de la Junta y el Ayuntamiento para vigilen que se realizan las actuaciones correspondientes y el cumplimiento de licencia ambiental. La CHD propone como medidas correctoras el diseño de un programa de control y vigilancia ambiental periódico, con la inclusión de parámetros que deben de ser medidos y definidos para identificar contaminaciones.

Asimismo, se pide la ejecución de cunetas perimetrales impermeabilizadas que permitan recoger y posteriormente tratar los lixiviados. «Si no es suficiente se deberá estudiar la posibilidad de construir un muro perimetral», mantiene el informe.

La Confederación Hidrográfica del Duero recuerda que su competencia es la protección del dominio hidráulico, pero que no tiene potestades respecto a los malos olores o presuntos problemas sanitarios que pudieran derivarse.

Desde hace meses, los vecinos de la zona exigen a las administraciones medidas contra un problema medioambiental que se extiende por su subsuelo y también por el aire que respiran. «Los olores que salen de la planta son muy fuertes, dan náuseas e incluso a veces mareos. Vete a saber lo que estamos respirando aquí», afirma uno de ellos.

Según consta en la denuncia que estos vecinos interpusieron en su día a nivel administrativo, esta empresa «lleva años de irregularidades» empezando por una licencia ambiental y una declaración de uso excepcional de suelo rústico, que solo es aplicable «en dos de las tres fincas» donde ejerce. Para estos vecinos, el problema está en unas balsas «que no están bien estancadas» y en un «exceso de depósito» que provoca derrames contaminantes. Algo que la empresa niega de forma tajante.

Los vecinos lamentan la falta de medidas correctoras como la retirada periódica de los residuos depositados en las inmediaciones o la instalación de pantallas vegetales para reducir la velocidad del viento hacia las áreas sensibles.