La burgalesa Felipa García cumple 106 años en la residencia de Roa

El pasado año, en pleno confinamiento por la covid-19, Golo recibió el cariño de todos, pero en la distancia. Salió a los exteriores de la residencia, donde la sorprendieron con la presencia de familiares y vecinos del pueblo, al otro lado de las verjas que delimitan la propiedad. Desde allí le cantaron el cumpleaños feliz, al que se sumaron residentes y trabajadores.

También se contó con la presencia de los bomberos, que hicieron sonar su sirena, y de la Guardia Civil, y con la complicidad del cura, que hizo voltear las campañas de la iglesia. Fue una gran celebración pero este año será mucho mejor porque, grancias a la vacunación y a la mejora de la situación sanitaria, la familia de Golo podrá estar con ella en una fecha tan especial.

«En la residencia, todos los residentes y personal soplaremos las velas de una gran tarta de la que no quedarán ni las migas«, asegura el director del centro, Jorge Sainz. Y recuerda que Golo «es un ejemplo de mujer muy querida por todos». Es cariñosa, buena y con sentido del humor, describían compañeros y trabajadores el pasado año. El apodo de Golo le viene de su padre, que cuando la vio al nacer dijo que se parecía a una golondrina, porque era pequeña y con la piel más oscura.