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La Audiencia Provincial de Burgos ha condenado a un hombre de 62 años a dos años de cárcel por abusar de una menor de 13 años. A pesar de ser reincidente y tener una condena por otros hechos similares, también sucedidos en Aranda, todo apunta ... a que eludirá el ingreso en prisión. Así lo detalla, Chema, el padre de la menor que denunció los hechos sucedidos en febrero de 2019. «Hemos pedido la ejecución de la sentencia y su ingreso en prisión, pero todo apunta a que no entrará. De eta manera, conociendo su perfil de reincidente puede repetir unos hechos similares. Nuestro deber es alertar sobre esa situación, para que a nadie le pase lo mismo que a nosotros», lamenta el padre de la víctima, ahora una joven de 17 años.
La sentencia de la Audiencia Provincial contra José Félix M.G., de 62 años, le impone una pena de dos años de prisión y ocho más de libertad vigilada. También le prohíbe acercarse a la menor durante tres años y le inhabilita durante siete años para cualquier actividad que conlleve el contacto con menores de edad.
La sentencia expone en sus hechos probados que el acusado «con ánimo de satisfacer sus instinto libidinosos», le pidió a la menor «un beso, cuando la menor fue a dárselo en la mejilla, el acusado, giró la cara y se lo dio en la boca, seguidamente la preguntó 'si le había gustado', para volver a darle otro beso en la boca intentando meterle la lengua». Con motivo de de estos hechos, «la menor ha presentado un cuadro de trastorno adaptativo de naturaleza ansiosa», según recoge la resolución judicial.
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«Este sujeto está casado con una familiar nuestra, coincidimos tomando algo en un bar y ella nos dijo que se llevaba a los niños a su casa. Los hechos sucedieron en el salón y ella parece ser que estaba en la parte de arriba de la casa. ¿Quién se va a imaginar que puede pasar algo así? No sabíamos nada de sus hechos anteriores», lamenta Chema, al recordar cómo sucedió todo.
La sentencia refleja que el condenado dio su conformidad tanto con el relato realizado por la víctima como con las penas impuestas. Además, se recoge la atenuante de reparación de daño, al ofrecerse a abonar el pago de 10.000 euros. «No queremos dinero, queremos justicia», pide el padre de la menor, que confiesas que «han sido años terrible, muy duros, de los que no te puedes recuperar».
El progenitor de la menor, que ahora tiene 17 años, cree que a pesar de que han pedido la ejecución de la sentencia para su ingreso en prisión, el condenado se va a librar de entrar entre rejas. No se le considera, según narra, reincidente porque cuando se produjeron los hechos todavía no tenía una sentencia condenatoria, que llegó en septiembre de 2019.
Se le juzgó por otra denuncia y fue condenado por abusos a menores, por unos hechos sucedidos en el ascensor el inmueble en el que vivía en la calle Moratín hacia una menor vecina del inmueble. Esa vez también fue condenado a dos años de prisión y, al decretarse una orden de alejamiento, tuvo que abandonar el que era su domicilio habitual y trasladarse a la zona de las casas del sector A, donde se produjo el abuso ahora juzgado.
Como se puede comprobar, los plazos legales no se ajustan a la realidad del relato. Y la justicia no considera reincidente a un sujeto que, desde luego para la sociedad sí lo es. Chema, el padre de la menor, no quiere hacer declaraciones públicas, afirma que su familia se encuentra destrozada y alerta de que esta situación deja libre a un abusador que puede repetir la conducta de nuevo con otras víctimas.
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