Puente optimista para el turismo rural de Burgos, con ocupaciones del 80%

Los establecimientos asociados a Turalbur, la Asociación de Turismo Rural de Burgos, calculan que la ocupación estará entre el 75 % y el 80 %, esta última cifra «tirando por alto», apunta su portavoz, Domingo Hernández. La mayoría de las casas rurales tienen reservas de tres noches y solo un 15 % alcanzan las cuatro noches.

Hay que tener en cuenta que, además de la festividad del 1 de mayo, Día del Trabajo y fiesta nacional, en la Comunidad de Madrid celebran el día 2 su fiesta de la comunidad, así que tienen un día más de puente. Eso sí, como la fiesta por barrios, también hay establecimientos que solo tienen reservas para el fin de semana o que todavía buscan clientes.

Aun así, las perspectivas son muy buenas, pero es lo habitual para un sector marcado por la estacionalidad. Semana Santa, los puentes, las fiestas... los ciudadanos responden muy bien a la oferta burgalesa. Sin embargo, Hernández recuerda que el año tiene 52 fines de semana y es muy difícil llenarlos, más todavía si hablamos de días entre semana.

De este modo, el turismo rural suele cerrar el año con ocupaciones medias del 35 %. La pasada Semana Santa prácticamente colgaron los carteles de completo, con un 99 % de ocupación Jueves, Viernes y Sábado SAnto, y algo menos el miécoles y el domingo. Ahora llega este gran puente y, de ahí, a la época estival.

El portavoz de Turalbur apunta que el verano también es una época muy buena para el turismo rural, aunque la competencia de destinos es mucho más alta. Si en otoño, primavera e invierno los turistas van buscando la naturaleza, en verano el visitante se decanta más por el sol y la playa, y ahí Burgos tiene poco que ofrecerle.

Eso sí, el sector apuesta por «monetizar la fama de frío que tiene Burgos» y ofrecer ese fresquito, que hace que en pleno verano en algunas zonas de la provincia haya que dormir con una mantita, como un atractivo ante unos veranos cada vez más tórridos. Ya es un reclamo, ya vienen turistas de Andalucía o Extremadura, pero son todavía muy pocos.

Por otra parte, Domingo Hernández reconoce que el cliente de turismo rural es un cliente fiel. Suelen ser grupos de amigos, grandes o más pequeños, parejas y familias. Y si bien hay cancelaciones, no se suele dar eso de que te cancelen una reserva de la noche a la mañana, dejándote tirado, o ni siquiera presentándose, como ocurre en otros sectores.

Las anulaciones de última hora son «marginales», aunque cuando se producen dejan a un establecimiento con plazas libres a dos o tres días de la fecha crítica. Y cuando las reservas son para grandes grupos de familias o amigos, pues aunque falte algún invitado por un imprevisto, no se anulan las reservas porque ha costado su tiempo organizar el viaje.