Durante la última semana y, especialmente, durante los últimos días, algunos pueblos del Alfoz de Burgos están detectado incrementos de nuevos vecinos que se suman al padrón como consecuencia de la pandemia de la covid-19.
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Los ayuntamientos del Alfoz, según confirman algunos regidores, ... han detectado este crecimiento del padrón desde que comenzó la pandemia de la covid-19 pero la tendencia ha aumentado en estos últimos días. Coincide con las fechas en las que se presentía y, posteriormente, se anunció la aplicación de medidas extraordinarias en la ciudad de Burgos para frenar la pandemia.
Arcos de la Llana, Villagonzalo Pedernales o Quintanadueñas son algunos de los pueblos que han visto crecer su padrón. Javier Castillo, alcalde del pueblo, lo confirma, y la fecha en que comenzó este fenómeno también está clara, «a partir del martes 20 de octubre ha sido cuando más se ha notado. Se debe al confinamiento de la ciudad de Burgos, muchos residentes de Arcos no estaban empadronados en el pueblo y así se evitan problemas a la hora de salir de la ciudad, donde muchos trabajan». Otros, por su parte, tienen una segunda vivienda en Arcos y, en estos casos, para poder llegar hasta ella desde Burgos habría que justificar que se reside allí, por lo que optan por censarse. Lo que espera Castillo es que estos empadronamientos sean duraderos.
Los pueblos reciben ayudas estatales que les ayudan a mantener servicios y mejorar dotaciones e infraestructuras en función del número de personas empadronadas. En el caso de los municipios del Alfoz de Burgos, tienen un mayor número de residentes que de vecinos, es decir, muchas personas viven allí pero siguen empadronadas en la ciudad.
Purificación Ortega, regidora de Villagonzalo, también confirma que este fenómeno se ha repetido en este pueblo. Desde marzo se han empadronado 15 personas en el pueblo, aunque también alguna otra se ha dado de bajo del censo. Pero solo desde el viernes 16 de octubre se han censado cuatro personas. Ortega explica el fenómeno, «mucha gente vive en el Alfoz pero no están empadronados. Ahora, con el confinamiento de Burgos, el empadronamiento les facilita y asegura llegar a su casa o salir de la ciudad». Ortega se muestra optimista porque «es positivo que quien viva en el pueblo esté empadronado aquí, la población es importante para los pueblos por el tema de las ayudas estatales».
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Quintanadueñas, como confirma el alcalde Gerardo Bilbao, en los últimos dos días han registrado 20 nuevos empadronamientos. Las razones son similares, «mucha gente vive aquí pero trabaja en Burgos y se quieren evitar problemas de movilidad».
Al igual que en Villagonzalo, Quintanadueñas también ha tenido una subida continua de nuevos censados desde marzo. La pandemia ha cambiado la forma en que se miraba a los pueblos. El teletrabajo ha ayudado a que muchos deseen residir en un pueblo donde, tras la jornada laboral, hay más posibilidad de movimiento sin aglomeraciones. El contacto con la naturaleza: un ocio que ha crecido con la pandemia, es otro de los motivos.
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En estos casos, el Alfoz de Burgos recibe con optimismo este crecimiento del padrón y espera sea permanente y no fugaz. Lo ha provocado el confinamiento de la capital burgalesa pero esperan que no se revierta con el desconfinamiento. Esta subida del censo representa una buena noticia para los municipios, ya que sus ingresos del Estado aumentan por número de habitantes.
Durante el estado de alarma, los controles de Policía Nacional y Local que vigilaban la salida y entrada a Burgos exigían, entre otros, enseñar un recibo de la compra. Ahora mismo, con las limitaciones a la movilidad del confinamiento perimetral, la compra no se contempla como una actividad esencial. Algo que Gerardo Bilbao, alcalde de Quintanadueñas, pone en entredicho: «¿qué hay más necesario que comprar alimentos? Nos parece una broma pesada».
Explica que en su pueblo hay una tienda pero no vende carne o pescado, por ejemplo. «Los vecinos suelen recurrir a estas tiendas para compras pequeñas. Una compra en grandes cantidades no se puede hacer. Comentaba con una vecina que, en su caso, necesita controlar el presupuesto de la compra y suelen ser más caras», apuntaba Bilbao.
Las pequeñas tiendas de los pueblos no tienen capacidad para suministrar a todos los vecinos del resto de pueblos vecinos. «Estoy intentando hablar con el subdelegado del Gobierno en Burgos para hacerle ver esta situación y ver si hay alguna solución», añadía Gerardo.
«Es absurdo que podamos ir a sacar dinero pero no a comprar comida», ejemplifica.
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