Secciones
Servicios
Destacamos
Una de las tradiciones burgalesas que se ha visto afectada por la covid-19 es la conocida como Pingada del Mayo. Una tradición que se remonta a tiempos lejanos y que se celebra la madianoche del 30 de abril en lugares como el barrio ... de Capiscol de la capital burgalesa, el día 1 de mayo en algunos pueblos y, en otras ocasiones, se hace coincidir con el fin de semana más cercano para propiciar la afluencia de gente.
Pero la esencia es pingar el pino a primeros del mes de mayo. La celebración guarda relación con la primavera y su llegada en el calendario. Antiguamente tenía connotaciones rituales totémicas a la primavera o los árboles. La celebración de la Pingada del Mayo no es exclusiva de la provincia burgalesa, si no que se celebra en muchos países de Europa con diferentes variantes.
En la provincia burgalesa no se tiene constancia de esta celebración en un barrio de la capital salvo en Capiscol. Aquí se desarrolla la noche del viernes 30 de abril a las doce, justo cuando el calendario inicia el mes de mayo, en la Plaza de la Iglesia de Capiscol. Hay que tener en cuenta que esta fiesta cuenta con profundas raíces populares del mundo rural castellano. En Capiscol, de hecho, se celebra en homenaje a los vecinos que llegaron al barrio procedentes del medio rural.
El evento comienza con la cesión del pino que se pingará por parte del Ayuntamiento de Burgos, a este se le quitan las ramas excepto las superiores y en la copa ondean banderas. Las mozas y mozos mayores de 18 años son los encargados de pingarlo. Más de un millar de personas se suelen concentrar en esta fiesta que este año, por las medidas de seguridad impuestas por la covid-19, no se ha celebrado.
Igualmente, los pueblos burgaleses también se han quedado sin esta festividad. En estos casos, los propios vecinos acuden al monte a escoger un pino, suele ser uno de los más altos, al que se pela para dejar ramas solo en la copa. Se traslada hasta el pueblo mediante tractor o, en algunos casos, todavía se arrastra con animales. Allí, ayudados por crucetas y sogas, los vecinos ponen en vertical el pino para que aguante así hasta finales de mayo. Todo ello acompañado de un ambiente de camaradería entre todos los participantes entre los que no faltan las viandas ni la bebida.
La celebración tendrá que esperar hasta que los eventos con muchas personas puedan celebrarse. En algunos pueblos burgaleses, la pingada del mayo se ha trasladado a las fiestas patronales que se suelen celebrar en verano, durante los meses de julio y agosto. Localidades que miran de reojo la pandemia con la incertidumbre de saber si podrán o no celebrar algún evento festivo.
De forma tradicional en la provincia burgalesa el mayo se pinga en Neila, Palacios de la Sierra, Quintanar de la Sierra, Regumiel de la Sierra, Cabezón de la Sierra, La Gallega, Huerta de Arriba, Mamolar, Pinilla de los Barruecos o Rabanera del Pinar.
Ante la imposibilidad de celebrar esta festividad, el barrio de Capiscol ha compartido un vídeorecuerdo de lo que fue la pingada del pasado año.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para registrados
¿Ya eres registrado?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.