'Paraísos fiscales de coches', los pueblos de Burgos con más vehículos que vecinos

Hay que destacar que, en una provincia como la burgalesa, con muchos pequeños pueblos, el coche es imprescindible a la hora de vivir en una pequeña localidad. El acceso a servicios precisa de un vehículo por vivienda para desplazarse al centro de salud, a comercios, servicios estéticos… a la capital comarcal. Las comunicaciones por transporte público en el medio rural son difíciles en la provincia de Burgos y, muchas veces, se recurre a vecinos. Aunque algunos ayuntamientos han optado por servicios de transporte colectivo impulsado por los consistorios.

Pero más allá de esta necesidad, según los datos aportados por la Subdelegación del Gobierno en cuanto al parque móvil, en la provincia de Burgos destaca una práctica: los pueblos más pequeños suelen tener más vehículos registrados que personas en su padrón. Algo que no ocurre en las localidades de mayor población. El último estudio de Automovilistas Europeos Asociados (AEA) llama a estos pueblos 'paraísos fiscales para coches'.

Entre los 20 pueblos con menor población de la provincia de Burgos, en 18 hay más vehículos registrados que vecinos empadronados. Las dos excepciones son Villamedianilla y Jaramillo Quemado.

En cambio, entre las 20 localidades con más población de la provincia, solo en ocho hay más vehículos que vecinos. Es decir, en los municipios de mayor tamaño suele haber menos vehículos que vecinos y en los pueblos con menor población suele haber más automóviles que personas. Y esto puede deberse al coeficiente por el que se calcula el impuesto.

Coincide que en esos ocho municipios de mayor tamaño donde sí se da que hay más vehículos que vecinos, el padrón es menor a 5.000 habitantes, por lo que el coeficiente que se puede aplicar al impuesto es también menor. Son Valle de Mena, Villagonzalo Pedernales, Espinosa de los Monteros, Quintanar de la Sierra, Melgar de Fernamental, Villadiego, Villalbilla y Condado de Treviño.

En cambio, en los grandes municipios de Burgos, en esos con más de 5.000 habitantes, en los que se aplica un coeficiente mayor a la hora de calcular el impuesto de circulación, los vehículos registrados no superan a los vecinos empadronados.

La realidad no es que en estos pueblos haya en sus calles más coches que vecinos. Lo que estos números quieren decir es que hay censados en estas localidades vehículos de personas que no residen allí. También puede ocurrir que haya empresas con una flota de vehículos registrada en esa localidad.

El motivo de optar por inscribir los vehículos en una localidad donde no se reside, porque se está empadronado en otro lugar, es algo tan simple como el dinero, en este caso el conocido como impuesto de circulación, el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM).

Los ayuntamientos son la institución pública encargada de tramitar y recaudar este impuesto, que puede llegar a representar sobre un 5 % del volumen total de ingresos de los municipios.

Este tributo se calcula con carácter general, pero en algunos municipios se fracciona en varios pagos domiciliados. El titular del vehículo a 1 de enero de ese año es el que debe hacer frente al pago. Así que, muchos titulares registran sus vehículos en localidades donde no tiene su domicilio. Pero en la fórmula para calcular el importe de este impuesto es donde reside el ahorro. En los límites del coeficiente que pueden aplicar los pueblos y que puede ser menor cuanto menos habitantes tenga el pueblo.

El impuesto de circulación que se exige a cada vehículo se calcula conforme a un cuadro de tarifas establecido a nivel estatal. Consiste en asignar a cada clase de vehículo, en función de su potencia fiscal, una cantidad o cuota en euros.

Las tarifas del impuesto clasifican los vehículos en seis grandes grupos: turismos, autobuses, camiones, tractores, remolques y semirremolques y otros vehículos. La potencia fiscal se obtiene a partir de una fórmula que tiene en cuenta la potencia, el número de plazas, la capacidad de carga útil o cilindrada en función de estos grupos.

Se asignan cuotas en euros a cada una de las distintas clases de vehículos en función de su factor tributario. Pero estas cuotas especificadas son las cuotas mínimas que pueden exigir los ayuntamientos. Es decir, que los consistorios pueden incrementar las cuotas mínimas fijadas a nivel estatal mediante la aplicación de un coeficiente que nunca puede ser superior a 2. Lo que ocurre es que los pueblos cuanto menor padrón tengan, menos pueden aumentar las cuotas, porque el coeficiente que pueden aplicar es menor.

Por eso, el impuesto de circulación para un mismo coche, furgoneta, camión o motocicleta no es el mismo y cambia según el pueblo en el que esté registrado. Y, con este mecanismo de cálculo del tributo, es más probable que cuantos menos vecinos tenga el pueblo, menor sea el impuesto a pagar.