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Las diez noticias imprescindibles de Burgos este martes 21 de enero
Borja Suárez ya ejerce de presidente del PP de Burgos. GIT
Entrevista a Borja Suárez

«El objetivo del PP es recuperar el máximo terreno posible en el menor tiempo»

El nuevo presidente del PP en Burgos adelanta su intención de renovar el partido, pero sin perder de vista la herencia de César Rico, de quien asegura ser hijo político

Sábado, 24 de julio 2021, 09:52

Tras 20 años al frente del partido en Burgos, César Rico dijo el pasado fin de semana adiós a la Presidencia del PP. Y lo hizo entregando el relevo a quien ha sido su mano derecha durante años en la Diputación provincia: Borja Suárez (Miranda ... de Ebro, 1977). Se abre así una nueva etapa en el partido conservador, que Suárez aspira a renovar, pero sin perder la identidad ni romper con la herencia de Rico. Para ello, el político mirandés se ha rodeado de un equipo en el que se han incluido figuras que en su momento se plantearon como alternativas a su candidatura, pero que finalmente no fraguaron en pos de la «unidad» de la formación.

Durante la presentación de su candidatura, aseguraba ser el candidato oficialista. ¿Eso significa que recibió el apoyo del aparato del partido o la invitación a presentarse?

Un poco las dos cosas. Lo que pretendía decir cuando hablaba del apoyo de Génova y de Valladolid era que este proyecto estaba alineado con el de Pablo Casado y Alfonso Fernández Mañueco, que es el que ha despertado el interés de los afiliados y ha recibido la práctica unanimidad de los compromisarios en el Congreso Provincial. Evidentemente, se ha hablado de estructura y de personas, pero lo que queríamos poner sobre la mesa era un proyecto compartido para que Burgos pueda salir beneficiado.

Durante muchos años ha sido la mano derecha de César Rico en la Diputación ¿Se considera su delfín?

César sigue siendo el presidente de la Diputación, por lo que en esa institución sigue siendo mi jefe, y ha sido el presidente del PP durante 20 años. Es un halago que me consideren el delfín de César porque he aprendido mucho de él. Soy hijo político suyo, pero también lo soy de Juan Carlos Aparicio, Juan Vicente Herrera, Pablo Nieva, Sandra Moeno, Rosa Valdeón, Javier Lacalle y Vicente Orden, entre otros. Y lo llevo a gala.

«Es un halago que me consideren el delfín de César porque he aprendido mucho de él»

Antes del proceso electoral interno, se pusieron sobre la mesa varios nombres al margen del suyo para liderar el PP, pero al final usted fue el único candidato. ¿Por qué?

Porque yo creo que el momento pedía unidad, centrar mucho el tiro y evitar distracciones. Y un congreso con dos o tres candidaturas es una distracción, porque puede dar pie a la especulación en torno al proyecto en la opinión pública, los medios de comunicación o incluso los propios afiliados. Por eso era interesante intentar agrupar las diferentes posiciones e intereses particulares, que es algo natural en los partidos. Todos entendimos que lo ideal era agruparnos. Me ha tocado a mí, pero a mi alrededor hay mucha gente que podía haber cogido las riendas del partido, como Ángel Ibáñez o Salvador de Foronda.

¿Qué papel van a jugar ahora esos nombres propios?

Organizativamente, ya está definido. Ángel Ibáñez tiene una incompatibilidad estatutaria que le impide ser presidente provincial al ser consejero de Presidencia, pero sigue siendo coordinador. Siempre he dicho que es uno de los principales talentos que tiene el PP en Burgos por vocación y experiencia. Y Salvador de Foronda, lo mismo. Tiene una trayectoria muy importante como economista y viene del mundo militar. Es una persona de orden y con muchos atributos buenos para la política. No podíamos prescindir de él de ninguna manera, por eso le hemos ofrecido una de las vicesecretarías más importantes.

Luego hay otras personas, como Ramio Ibáñez, Emilio Berzosa, o Andrea Ballesteros representan la experiencia y la juventud. Tenemos una estructura territorial muy compensada en la provincia, en la que adquieren más protagonismo todas y cada una de las comarcas. Todo ello se ha integrado en este proyecto, que nace hoy, pero que coge el testigo del anterior. No estamos hablando de una gran revolución, pero sí de una necesaria una renovación y adaptación a los nuevos tiempos.

¿Y qué papel va a desempeñar a partir de ahora el propio César Rico?

Una de las propuestas más sentidas por mi parte durante el Congreso fue la concesión a César de la Presidencia de Honor. Se trata de un cargo simbólico, pero que me permite tenerle al lado permanentemente en los comités ejecutivos y las juntas directivas. Eso, para mí y para el PP, es muy importante. Tenemos que contar también con la vieja guardia, con gente como César, Juan Vicente Herrera o Juan Carlos Aparicio apoyando desde la experiencia. Además, insisto, César sigue siendo presidente de la Diputación, y eso lo convierte en una pieza clave del organigrama activo del PP.

Habla de renovación en el partido. ¿En qué se va a sustanciar?

En el propio organigrama ya hay cambios sustanciales respecto al anterior. Han entrado muchos alcaldes y concejales jóvenes. Ellos son los que tienen que marcar el relevo a futuro. En las últimas elecciones, nos encontramos en unos momentos muy malos. El PP no estaba de moda y no fuimos capaces de presentar un proyecto que ilusionase a la gente para presentarse a las listas. Ahora, eso ha cambiado. A dos años vista de las próximas elecciones locales y autonómicas, vemos a mucha gente que se está acercando y vuelve a confiar en el PP. Eso es una oportunidad. Queremos integrar caras nuevas con tiempo suficiente y debemos ser capaces de transmitir nuestra historia, nuestros aciertos y nuestros errores.

¿Y qué errores ha cometido el PP en los últimos años?

Ya hemos hablado de esos errores. Ha habido actitudes que han traspasado la línea de la ética y que nos han hecho sonrojar. Durante años, cada día aparecía un escándalo, y aunque hemos conseguido apartar todo eso, nos ha costado casi una década, que se dice pronto. El PP es un partido con peso y leyenda, que tiene capacidad de hablar de nuestros errores y nuestros aciertos, que también los hemos tenido, y muchos. Tenemos que ser capaces de transmitir una perspectiva de futuro en un país que está como está debido a la deriva de Pedro Sánchez, que es la misma que la de compañeros socialistas como Luis Tudanca o Daniel de la Rosa. Su proyecto es malo para España. Tenemos que empezar por ahí, pidiendo unas elecciones generales ya y cambiando la dinámica socialista.

«Durante años, cada día aparecía un escándalo, y aunque hemos conseguido apartar todo eso, nos ha costado casi una década»

Habla de unidad, pero dentro del partido en la provincia también ha habido momentos de cierta crisis. ¿Qué ha pasado con los compañeros de La Ribera?

La Ribera es una de las comarcas más fuertes de la provincia, si no la más importante. De hecho, la principal alcaldía del PP en la provincia es la de Aranda de Duero, con un magnífico equipo al frente. Es una comarca que lleva siendo gestionada por el PP desde hace ya muchos años y llega un momento en el que todo esto hay que ponerlo sobre la mesa. La Ribera necesita más presencia y mayor interlocución política y representación política en las instituciones. Cada uno tiene su forma de transmitirlo. Los compañeros de La Ribera lo han hecho diciendo que estaban dentro del proyecto del PP, pero insistiendo en la necesidad de que se reconozca su peso específico. Lo han hecho a su manera, yo he recogido el guante y a partir de ahí, les agradezco el apoyo en el último Congreso, que ha sido mayoritario.

¿Están perfilados ya los candidatos para los tres grandes municipios de la provincia?

No. Hombre, la alcaldesa de Aranda cuenta con un estatus especial para ello por el hecho de ser la actual alcaldesa, y al igual que el resto de los actuales alcaldes y alcaldesas, se ha ganado la posibilidad de decidir ella lo que quiere hacer. Todo se analizará, pero dos años en política son un mundo. Lo que tenemos que hacer es trabajar para conformar la lista en todos y cada uno de los ayuntamientos, evidentemente dando prioridad a los más grandes. Pero lo importante, en todo caso, es desarrollar el proyecto político para la próxima década. Para eso de hecho se ha creado un proyecto de ciudades conectadas. Cuando llegue el momento, empezaremos a hablar de nombres, pero no va a ser ni mucho menos antes de que se convoquen las elecciones.

¿Y el candidato a la Diputación?

Exactamente igual, máxime teniendo en cuenta que la elección al presidente de la Diputación es indirecta.

¿Pero usted se perfila para ese cargo?

Parece que es una línea natural que el presidente del PP de Burgos ocupe el puesto de presidente de la Diputación, pero no siempre ha sido así. Vamos a esperar y tomar la mejor decisión. El futuro presidente o presidenta de la Diputación tiene que ser el mejor y del PP. A partir de ahí, las quinielas están abiertas.

«El futuro presidente o presidenta de la Diputación tiene que ser el mejor y del PP»

En todo caso, parece claro que en los próximos compromisos electorales serán necesario mantener la política de pactos. ¿Cuál va a ser la estrategia del PP en este sentido?

Tenemos una cita importante el 2 y 3 de octubre con la convención nacional del PP en Valencia. Luego, tendremos los congresos comarcales y luego el regional. En esos procesos se abordarán las grandes preguntas, y esta es una de ellas. El PP va a abrir su espectro de afiliación tanto a derecha como a izquierda, incluyendo partidos liberales y conservadores. Cualquier persona que en algún momento haya estado vinculada al PP, a Vox o a Ciudadanos tiene las puertas abiertas.

¿Ha muerto el bipartidismo?

Quizá ha resucitado, aunque en términos absolutos no termine de ser una realidad. Evidentemente hay partidos fuertes como Podemos o Vox, incluso Ciudadanos, aunque esté atravesando un mal momento. A ellos hay que sumar a los nacionalistas y los separatistas. El arco parlamentario está muy atomizado. Pero al final, lo importante no es si el bipartidismo ha muerto o no. Lo importante es si se trata de un instrumento útil o no. Ahora mismo, el hecho de que no haya partidos hegemónicos obliga a depender de otros más pequeños y vemos ejemplos que funcionan mejor o peor. Un ejemplo que creo que funciona bien es el de la coalición que tenemos en la Diputación con Ciudadanos, pero al mismo tiempo observamos que Ciudadanos se ha entregado al proyecto de Daniel de la Rosa y de Pedro Sánchez, que a su vez está necesitado del apoyo de partidos como Podemos. Lo que está claro es que muchos de esos partidos más pequeños han jugado con muchos mantras y su discurso se ha ido desmontando, aunque no sé si eso será suficiente como para que vuelva a consolidarse el bipartidismo. Los procesos en este sentido son largos.

«lo importante no es si el bipartidismo ha muerto o no. Lo importante es si se trata de un instrumento útil o no»

Habla del pacto con Ciudadanos, una alianza que se ha extendido por toda España. Sin embargo, su posición con Vox es más ambigua, ya que en algunos territorios se ha evitado salir en la foto con Vox.

Ese complejo no lo tiene el PP. No tenemos ningún problema en salir en una foto con Vox o de apoyar una propuesta suya si es buena para la provincia, al menos en Burgos.

¿Y para establecer un pacto?

Tampoco. Nos hemos visto en la necesidad de pactar con Vox en muchos lugares y se ha hecho. Además, hay que tener en cuenta que ellos tienen un condicionante: el aliado natural de Vox es el PP, pero el aliado natural del PP no es únicamente Vox. Nosotros tenemos a la izquierda gente que puede colaborar.

El PP viene de obtener los peores resultados electorales de su historia. A pesar de que los vientos de cola parecen soplar ahora a su favor, ¿confía en poder recuperar todo el terreno perdido a corto plazo?

Ese es el objetivo, recuperar el máximo terreno posible en el menor tiempo. Es una cuestión de urgencia. En dos años, el PP debe ser el partido hegemónico en la capital y la provincia.

¿Cuáles son las prioridades en la provincia?

No voy a reproducir todas las exigencias del PP en infraestructuras, porque todo el mundo las conoce ya. Lo que tenemos que hacer es darle continuidad a los proyectos y pensar de cara a las próximas décadas. Necesitamos proyectos nuevos vinculados a la conectividad, el transporte a la demanda, la convergencia de los territorios comarcales, la transformación del sector primario, el fomento de la actividad industrial, etc. Son debates que tenemos que empezar a plantearnos ya, y que van mucho más allá de reivindicar una infraestructura concreta, que también. Llevamos hablando 25 años de los mismos proyectos y tenemos que empezar a hablar ya de proyecto nuevos, que son los que pide la sociedad del siglo XXI.

¿Ha sido bien tratada la provincia de Burgos por parte de los sucesivos gobiernos centrales y autonómicos?

Voy a intentar esquivar el mensaje victimista, porque es muy cómodo. Si pones en comparación la situación de Burgos con la de otras provincias de la comunidad autónoma o del país, estamos bien. Tenemos un peso industrial muy fuerte, un buen PIB y una tasa de envejecimiento preocupante, pero que está en la media. La Junta de Castilla y León, de la mano de Juan Vicente Herrera, dio un impulso inequívoco a esta provincia. Y la ciudad de Burgos se transformó con Juan Carlos Aparicio y Javier Lacalle. Hay que ser justo. Por supuesto que otras administraciones podrían habernos tratado mejor, pero no nos han tratado mal.

Además, lo importante de todo esto es que Burgos no tiene que depender de lo que diga Madrid o Valladolid. Tenemos que ser capaces de ofrecer el impulso de esta provincia para hacer más fuerte a la comunidad autónoma y más fuerte a España. En ese escenario, Burgos crecerá, retendrá el talento, generará oportunidades para sus jóvenes y creará más industria. Esa es una postura antagónica al victimismo que estamos escuchando ahora, por ejemplo, en León.

«Burgos no tiene que depender de lo que diga Madrid o Valladolid»

Habla de retención de talento y creación de oportunidades para los jóvenes, pero se antoja difícil teniendo a un paso núcleos como Madrid o el País Vasco.

Precisamente ha nombrado dos regiones fundamentales para Burgos, que está en medio de las dos. Tenemos que aprovecharlo, ofreciendo a esos dos polos lo que puedan necesitar en términos de industria, logística y servicios auxiliares para hacernos más fuertes. No podemos ser un nuevo Madrid o un nuevo Bilbao, pero es que tampoco queremos serlo. Lo que queremos es aprovechar precisamente esa circunstancia, que siempre ha sido importante para esta tierra. Tenemos que saber cuál es nuestro papel y aprovecharlo al máximo.

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