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La natalidad no remonta en Burgos. Mes a mes la brecha de la despoblación se hace más grande en una provincia en la que, de largo, muere mucha más gente de la que nace. Los nacimientos siguen en caída libre mientras que la vida sigue ... su curso y, ante una población altamente envejecida, la mortalidad va en aumento.
Los útlimos datos que refrendan ambas tendencias proceden del INE (Instituto Nacional de Estadística) y hacen referencia a la estimación tanto de nacimientos como de defenciones en el arranque de 2023. Así, la estadística estima en 286 los nacimientos registrados en Burgos entre enero y febrero, la cifra más baja del histórico analizado.
Esos 286 nacimientos suponen 26 menos que hace un año, pero 108 menos que en 2019, el año prepandemia. Entonces fueron 394 los niños que nacieron en los dos primeros meses del año. Y si nos vamos unos pocos años más atrás, a 2016, podemos ver que fueron 403, la cifra más alta de la estadística del INE. Desde entonces, en descenso.
Además, este 2023 es la primera ocasión en la que se cae por debajo de los 300 nacimientos entre enero y febrero. De este modo, Burgos se sitúa como al tercera provincia de Castilla y León en estimación de nacimientos, superada por Valladolid (con 472) y León (con 350). Justo por detrás está Salamanca, con 283.
La despoblación impacta en mayor medida en otras provincias. A la cola está Soria, con 93 nacimientos, y le sigue Palencia, con 109. En Zamora se han registrado 111; en Ávila, 115; y en Segovia, 135. Así, en Castilla y León habrían nacido 1.1954 niños entre enero y febrero, un 2,57% menos que hace un año y un 14% menos que en 2019.
Con estos datos de enero y febrero, y para dar la vuelta a la estadística, sería necesario una remontada para el resto del año; remontada difícil, pues viendo la evolución de los últimos ejercicios solo se observa un descenso constante. 2022 se cerró con 2.115 nacimientos y, dejando atrás la pandemia, en 2019 fueron 2.412 (y 2.658 en 2016).
La pérdida de población se sustancia no solo en la baja natalidad sino también en la elevada mortalidad, a la que contribuye el envejecimiento que sufre Burgos. Así, solo entre enero y febrero se habría producido 830 fallecimientos, lo que supone que mueren tres personas por cada niño qeu nace en la provincia.
La cifra supone 31 menos que en 2022 pero 30 más que en 2019. Además, el INE ofrece datos hasta finales de marzo, con 1.165 fallecimientos, que son 21 más que en 2021 y 61 más que en 2019. Y, en el cómputo anual, también hay importantes descensos. El 2022 se cerró con 4.364 muertes, una cifra superior a las 3.870 registradas en 2019.
Por sexos, la mortalidad es mayor entre hombres que entre mujeres. De los 1.165 fallecimientos de enero a marzo, 597 son de hombres y 568 de mujeres. Y se aglutinan en las edades más avanzadas: 401 de más de 90 años; 243 de 85 a 89; 134 de 80 a 85; 121 de 75 a 70; 93 de 70 a 74.
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