El Museo del Petróleo de Sargentes de la Lora reabrió sus puertas, como viene siendo habitual, en el mes de marzo. El ciclista Jorge Cuberto dio el pistoletazo de salida a una temporada que venía llena de novedades y proyectos. Sin embargo, muy poco después, ... la crisis sanitaria de la covid-19 obligó a cerrar las instalaciones, que han retomado su actividad el pasado 26 de junio. Y pese a todo, lo han hecho con mucho éxito.
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El alcalde de Sargentes de la Lora, Carlos Gallo, explica que suman ya 300 visitantes, cuando el año pasado por estas fechas serían unos 400. Se trata de una cifra muy buena, que muestra el interés que despierta este museo único en España, que el pasado año cerró con alrededor de 5.000 visitas. Eso sí, todavía queda trabajo por hacer para dar a conocer no solo el museo sino la historia del petróleo en Burgos.
Las rutas naturales del Rudrón, junto con los itinerarios de los dólmenes o la Guerra Civil, atraen mucho público. En estos días de postconfinamiento ha habido momentos «en que parecía una romería», reconoce Gallo, pero todo el mundo ha guardado las distancias de seguridad y, si no era posible, ha acudido con mascarilla. De lo que sí se han dado cuenta es de que un 80% de los que realizan estas rutas desconcen el pasado petrolífero de la provincia.
El alcalde recuerda que en Burgos está el único pozo petrolífero en tierra de toda España, aunque ahora no esté en funcionamiento, y que el Museo del Petróleo es único. Así que Carlos Gallo confía en el impulso que le pueda dar la Vuelta Ciclista a Burgos, cuya tercera etapa saldará del Museo del Petróleo, con llegada en el Picón Blanco. Están preparándolo todo para el momento y que sea un «éxito».
De la visita realizada a Noruega, el equipo del Museo del Petróleo se trajo muchas ideas, algunas de las cuales ya se han plasmado en el proyecto burgalés. Así, a través del decorador Jesús María Sancho, han colocado dos maniquís que representan a los trabajadores de los campos petrolíferos. También se exponen muestras de roca madre y roca almacén, un barril de 'oro negro' y brocas y elementos de perforación.
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En los exteriores, junto al Jardín de Rocas hay una exposición de manquinaria de trabajo. «La visita es muy apetecible», insiste Gallo, y se sigue un estricto protocolo de seguridad. No entran más de 20 personas al mismo tiempo y siempre bajo reserva online. Se realizan tres pases por la mañana y tres por la tarde, tras las cuales se procede a desinfectar las instalaciones. Y el visitante entra no solo con mascarilla sino también tras una limpieza de suelas de zapato, y previo uso de gel hidroalcohólico.
Y, de momento, han recibido a mucha gente muy interesada en conocer la historia del petrólego burgalés. Durante el verano, y con medidas de seguridad, se realizarán conferencias, charlas y talleres infantiles, como siempre. Y, mientras, en Sargentes de la Lora esperan la declaración de Bien de Interés Cultural (BIC) al campo petrolífero, como medida de protección. El proyecto está en manos de la Junta y se ha visto afectado por la paralización de la actividad por la covid-19.
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