Silencio en las barracas de Miranda para que los niños con autismo se diviertan

No hay duda de que al cerebro no le gustan los ruidos estruendosos y, por eso, casi siempre es capaz de ignorar sonidos que, de facto, podrían resultar muy molestos. Sin embargo, hay personas a las que les puede resultar realmente complicado evadirse de estas realidades acústicas. De hecho, hasta el 90 por ciento de los niños o adultos con algún tipo de Trastorno del Espectro Autista (TEA) tienen una hipersensibilidad auditiva que les hace especialmente sensibles y vulnerables frente a los ruidos.

El malestar que, por ejemplo, les pueden producir los avisos sonoros de inicio y final de las distintas atracciones de las barracas suele derivar en «miedo, dificultad para concentrarse, reacciones evitativas e incluso crisis de ansiedad», tal y como señalan desde distintas asociaciones que versan sobre la materia. Es por eso por lo que, en respuesta a la propuesta realizada por la Asociación de Autismo Burgos, este fin de semana las barracas ubicadas en el recinto ferial del Parque Antonio Cabezón funcionarán sin música.

Así lo anunciaron desde el Consistorio mirandés, especificando que las atracciones no contarían con música ni el viernes ni el sábado entre las 17:00 y las 20:00 horas. De este modo, aspiran a «reducir en la medida de lo posible la intensidad de los estímulos acústicos presentes en las barracas». Una medida inclusiva que responde al deseo de que todos los niños y niñas de Miranda puedan disfrutar de las barracas sin preocuparse por los estímulos sonoros que, a veces pueden resultar tan molestos.

Tras una primera jornada sin música, los barraqueros se muestran satisfechos con la respuesta de la ciudadanía mirandesa. Pese a que el silencio, en ocasiones, es sinónimo de 'cerrado', lo cierto es que multitud de transeúntes acudieron en la tarde de ayer a la llamada silenciosa de las barracas, tal y como confesaba el propietario de una de las atracciones. «No es la primera vez que apagamos el sonido de nuestras atracciones; es una medida más habitual de lo que parece y la verdad es que en Miranda la gente ha respondido muy bien», puntualizaba al respecto.

También se mostraban satisfechos los clientes que entendían la necesidad de parar por un momento para que todos los niños y niñas tengan la oportunidad de divertirse. «Me parece una iniciativa muy buena porque contribuye a la inclusión de todos los niños», sentenciaba Marina, una de las visitantes.