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Los vecinos del boulevard de la calle Cantabria de Miranda de Ebro se plantan y se lanzan al ruido de la reivindicación pública para reclamar unas fiestas que digan «no a la barra libre de decibelios». Así lo han dejado patente mediante las múltiples pancartas ... que, desde este fin de semana, cuelgan de las ventanas de las viviendas de la zona; una acción que surge en respuesta a la propuesta de la Cofradía de San Juan del Monte de trasladar el corazón de la fiesta sanjuanera al barrio que, ya a regañadientes, acoge las horas punta de ocio nocturno en las fiestas patronales del mes de septiembre.
Bien lo sabe Ignacio Gubia, vecino del boulevard e integrante de la Asociación de Afectados por el Ruido en Miranda que, consciente de que «las pretensiones de iniciativas privadas son siempre lícitas», reconoce que «esta noticia ha hervido la sangre de las vecinas y vecinos», hastiados de ver cómo «prevalece la fiesta de unos frente a la vida de otros». Y es que la reivindicación no es nueva, pese a que ahora se ha hecho visible para todos.
Al menos seis años han transcurrido desde que los vecinos de Anduva trasladaron por vez primera su malestar a la Administración Local. Sucedía en 2018 y, tal y como explica Gubia, «cada año que pasa son más las personas que pierden el miedo y toman consciencia de la vulneración de derechos que sufren».
Según indica, se estaría recuperando cierta «ilusión» por la lucha en el vecindario. Y es que tras más de un lustro de protestas y quejas registradas de manera oficial, los vecinos lamentan la inacción del Consistorio a pesar de que, dicen, «los responsables municipales son conscientes del problema».
El problema en cuestión radicaría en que el boulevard de la calle Cantabria se erige en sede del ruido, durante la mayor parte del tiempo en que discurren las fiestas. A los conciertos nocturnos y sesiones disco que acontecen hasta altas horas de la madrugada, se agregan las pruebas de sonido matutinas, el zumbido constante de los generadores eléctricos instalados como parte de la logística y también el de las barracas en el caso de quienes residen en las calles Rioja, Antonio Cabezón y Ciudad de Vierzón.
«Somos los vecinos del barrio los que nos tenemos que ir los últimos a descansar para que otras personas puedan estar un rato de fiesta, independientemente de si al día siguiente tienes colegio o te tienes que levantar a las seis», lamenta el vecino.
Todo ello habría provocado el «exilio» de quienes disponen de una segunda vivienda y el malestar de quienes quieren «disfrutar las fiestas, no padecerlas», tal y como reza una de las consignas que desde este fin de semana ondea en lo alto de una ventana. El anuncio de la Cofradía, no habría hecho sino avivar un conflicto ya candente.
Con la llegada de San Juan del Monte, el eco de la tradición y la fiesta resuena a ritmo de bombo y golpe de platillo por todas las calles de Miranda de Ebro. Durante cuatro días, la música charanguera se erige en diana y leitmotiv de una celebración cuya banda sonora —a la que han de agregarse tanto el bullicio propio de la fecha como otro tipo de músicas lanzadas desde diversas mesas de mezclas— carece de silencios, sobre todo, en algunas zonas de la ciudad.
Si bien hace años que este «ruido» afecta especialmente a los residentes del centro neurálgico de Miranda, donde las discomóviles se suceden una a una en un área más pequeña de la que cabría esperar, la Cofradía de San Juan del Monte plantea una nueva fórmula para la celebración de los festejos. Y con la música a otra parte —literalmente— proponen trasladar la fiesta hasta el boulevard de calle Cantabria, invirtiendo el sentido del desfile del domingo y habilitando varias txoznas al estilo de las Fiestas de Altamira.
La propuesta se conocía justo un día después de que los vecinos del barrio de Anduva presentaran las firmas de 1.110 personas concienciadas con el perjuicio que el ruido constante puede ocasionar a los vecinos del boulevard. Y como miembro de la Asociación de Afectados por el Ruido en Miranda, Gubia denuncia la falta de empatía con respecto a «la salud, el descanso y el bienestar» del vecindario.
El vecino critica la vulneración de «derechos básicos como la inviolabilidad del domicilio y el derecho al descanso» y, por ello, reclama un recinto ferial que permita conciliar la fiesta con el descanso de la ciudadanía mirandesa. Tampoco sería nuevo este reclamo para el cual fijan su mirada, por ejemplo, en los terrenos que se ubican entre el estadio de Anduva y el Polideportivo.
A la espera de una respuesta institucional satisfactoria, los vecinos de Anduva aguardan un diálogo con la junta directiva de la Cofradía, a quien han pedido que «repiense su propuesta», todavía sin recibir respuesta. Tampoco el Ayuntamiento habría contestado a la solicitud de una reunión planteada junto a las 1.110 firmas, por lo que parece que, de momento, los vecinos de Anduva habrán de resignarse «sin poder hacer otra cosa que clamar a los responsables, a los que el ruido de nuestras protestas parece no afectarles».
Por lo pronto, anuncian que continuarán planteando acciones como la que el primer fin de semana de febrero «plagó» de pancartas reivindicativas las ventanas del barrio de Anduva.
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