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Cuando se visita cualquier pueblo o ciudad, el primer punto de mira se pone en el nombre de sus calles. Y es que la ubicación es primordial en la primera toma de contacto: hotel, restaurante, monumentos principales…. Luego, vendrá el resto.
La tradición de poner nombre a las calles se remonta a la Edad Media. Por aquel entonces, solían nombrarse teniendo en cuenta diferentes oficios. No obstante, no todos los países deciden que sus calles tengan nombres. Por ejemplo, en Japón las calles carecen del mismo y en Estados Unidos muchas calles se identifican de manera numérica. A veces, esta estrategia complica el que recibamos un paquete o carta, o el que nos encuentre una ambulancia en caso de emergencia.
Es por eso por lo que en España, desde la publicación de la Real Orden de 30 de noviembre de 1858, las calles tienen nombre y los inmuebles que la componen, número. Así no hay pérdida. Y actualmente es labor municipal -o de las Juntas Municipales si se trata de una pedanía- buscar nombre a las vías públicas tras el proceso que parte del Instituto Nacional de Estadística (INE).
El nombre de las calles no es un asunto baladí. Por lo general, hay calles comunes a la gran mayoría de municipios: calle Mayor, plaza de España o del Ayuntamiento, Rondas… Lo que está claro es que cuanto más visibles y mejor señalizadas estén, más fácil y accesible será el municipio en cuestión.
En este contexto, el Ayuntamiento de Miranda de Ebro ha realizado una inversión de 12.821,89 euros para señalizar mejor algunas de las arterias principales, no sólo de la localidad, sino también de entidades locales menores como Orón o Guinicio; hasta un total de noventa placas que conducirán a foráneos y visitantes hasta su lugar de destino.
Si nos centramos en el nombre de las calles de una ciudad como la de Miranda de Ebro, podría decirse que la historia va por barrios. En la zona más céntrica, en torno a la rotonda de la 'M' que simboliza la inicial de Miranda con sus colores corporativos, se aglutinan calles con típicos nombres de cualquier ciudad que rememoran a personas y hechos famosos: Dos de Mayo, Ramón y Cajal, Arenal, Alfonso VI en homenaje al monarca que le otorgara el fuero de ciudad….
También podemos encontrar las alusivas a personajes relevantes de la vida mirandesa: Concepción Arenal, quien dirigiera el Hospital de Sangre de la ciudad durante la tercera guerra carlista; Gregorio Solabarrieta, fundador de la Banda de Música y del Orfeón mirandés; y la más recientemente señalizada como Plaza de Flora Villareal, diseñadora mirandesa que vistió a la Duquesa de Alba en su boda o a la mismísima Ava Gardner. Todas ellas, vertebradas en torno a la arteria principal: la calle de la Estación. Mayoritariamente peatonalizada, es símbolo del ensanche del siglo XIX y de la llegada del ferrocarril que situó a la villa de Miranda en el mapa como uno de los principales nudos ferroviarios del norte de España.
Como en todo, en el nombre de las calles ganan las de hombre por goleada ya que, por lo general, sólo un 15 por ciento de las mismas tienen nombre de mujer. Sin embargo, en Miranda, quizás porque su propio nombre ya es de mujer, desde hace bastantes años se decidió dar visibilidad a mujeres importantes en el mundo de la cultura y la política, tanto que son alrededor de medio centenar las dedicadas a ellas. Si bien, casi todas están centralizadas en la zona nueva y de expansión del Barrio del Crucero, siguiendo la tónica de la mayor parte de las ciudades que las ubican en las zonas periféricas: María Zambrano, Carmen Amaya, Clara Campoamor, hasta la propia Dolores Ibarruri... aunque esta última nos dirige a otra zona de la ciudad.
En los alrededores de los restos que quedan de lo que fuera el último campo de concentración franquista y donde se encuentra su centro de concentración, las calles con nombres más relacionados con la política tienen su espacio: el jardín de la memoria, el parque Emiliano Bajo -último alcalde republicano que fue fusilado en septiembre de 1936- y el parque Dolores Ibarruri muy cercano a las estaciones de tren y autobús.
Importantes firmas de la escritura tienen su espacio señalizado en forma de placa: parque Antonio Machado o Miguel Delibes, plaza de Cervantes, calle Juan Ramón Jiménez o Pérez Galdós. En este sentido, ellas, escritoras como Rosalía de Castro o Gloria Fuertes, también están relegadas al extrarradio.
En cualquier caso, variadas son. las propuestas como variado es el callejero mirandés. Existen calles autóctonas de cada pueblo y ciudad: Camino de Anduva, que dirige a los viandantes al Estadio Municipal, o la calle de las Tenerías rememorando los talleres en los que se curtían y trabajaban las pieles; la calle de la Independencia, más conocida como la cuesta de los judíos, o aquellas que nos indican que otrora Miranda se circunscribía aquende el río Ebro y que fue creciendo allende el mismo. Ahora, no tenemos pérdida.
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Sara I. Belled, Clara Privé y Lourdes Pérez
Clara Alba, Cristina Cándido y Leticia Aróstegui
Javier Martínez y Leticia Aróstegui
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