El mirandés Tinte Rosa da alas al Poblado Nubio de Aswan

Esteban Espinosa, muralista de Miranda de Ebro más conocido entre la ciudadanía por su pseudónimo Tinte Tosa, deja su firma también en África. Lo ha hecho en el Poblado Nubio de Aswan, una comunidad auténtica que todavía persiste en el sur de Egipto, concretamente en Gharb Soheil.

Hasta allí se ha trasladado Espinosa y, aunque no ha viajado ex profeso para pintar, no ha desaprovechado la ocasión de dejar su rastro dibujando unas alas rosas en una pared ruinosa del municipio. «Para mí es muy emocionante viajar a un lugar como África y dejar mi señal», confesaba el artista.

No es la primera vez que Esteban Espinosa deja su firma en una pared extranjera. Ya lo hizo, por ejemplo, a finales del año pasado cuando incluso se atrevió con un tramo del Muro de Berlín en el que plasmó su particular retrato de Nina Hagen, una famosa cantante alemana, reconocida a nivel mundial por fusionar el punk y el canto operístico.

En esta ocasión, Espinosa partió a Egipto con la intención de disfrutar de unas vacaciones culturales en tierra de faraones, pero la necesidad de expresión artística le llevó a guardar el spray rosa en su maleta por si, llegado el momento, se presentaba la coyuntura idónea para pulverizarlo sobre una pared cualquiera. «Es algo que suelo hacer», reconocía el artista.

El Poblado Nubio de Aswan era su gran oportunidad. Allí, los murales locales impregnan de color el adobe de unas casas cuyos moradores son, de acuerdo a Espinosa, de lo más hospitalarios. Aprovechó entonces para pedirle al guía que acompañaba a su grupo el permiso necesario para pintar una pared del poblado. Este le indicó el lugar en el que podía dejar su sello y Tinte Rosa hizo su magia. En apenas unos minutos Esteban Espinosa dotó de alas a aquella estropeada pared y la diversión estuvo asegurada.

A los tres niños nubios que inicialmente acompañaron al artista en su trabajo, se sumaron cada vez más personas nativas que no dudaron en posar para sus amistades frente a las alas que Espinosa había dibujado. «No tenían móviles para fotografiarse, pero posaban igualmente porque era una diversión para ellos», señalaba el artista tras explicar que, hasta que no situó a una de las niñas ante las alas, la población se mostró ciertamente desconcertada, aunque igualmente expectante.

Lo cierto es que la experiencia fue gratificante tanto para la población nubia como para el propio artista, que se mostró igual de excitado. Y es que Espinosa reconoce que, «cuando el guía me dio permiso para pintar, mi corazón empezó a latir a toda velocidad», casi al mismo ritmo frenético que lo hizo cuando hace unos meses un «tímido» Esteban Espinosa superó su vergüenza para dar el pregón de las fiestas de San Juan del Monte frente a la Plaza de España. Su mural Artista Vocacional le llevó hasta el balcón consistorial porque, no en vano, había sido distinguido como el mejor del mundo por Street Art Cities.

Esteban Espinosa reconoce que desde entonces el volumen de trabajo de su estudio creativo se ha incrementado. Entre sus últimos proyectos, destaca el mural de la biblioteca municipal de Miranda. Sea como fuere, Espinosa accede a pintar cada recoveco de la ciudad y ahora, el Poblado Nubio de Aswan también cuenta con la firma de uno de los mejores muralistas del mundo que, por vocación o por amor al arte, no pierde la ocasión de dotar de color y vida a cualquier pared que se le presente.

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