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Más de veinte semanas de guerra son responsables de la completa destrucción de la Franja de Gaza, un territorio hostil en toda su extensión donde la fugaz escalada del conflicto entre Palestina e Israel ha provocado importantes pérdidas humanas y violaciones de derechos esenciales. De acuerdo con los últimos datos de la organización independiente Euro-Med Human Rights, datados en el 13 de febrero, desde el comienzo de las hostilidades habrían muerto en torno a 36.000 palestinos de los cuales más de 14.000 son niños y niñas.
En este contexto, la solidaridad con la población palestina se manifestaba este domingo, 25 de febrero, en Miranda de Ebro, donde decenas de personas han condenado lo que califican como un «genocidio contra el pueblo palestino». No en vano, aunque Israel dice tratar de evitar víctimas civiles, cada día mueren o resultan heridos más de cuatrocientos niños en la Franja. Y precisamente en los niños focalizaba su atención la población mirandesa, que no dudaba en escenificar en la céntrica calle de la Estación una larga cadena humana donde las consignas antibelicistas y, sobre todo, la ropa infantil posada en el suelo sobresalían de una manera sobrecogedora.
Citadas a las 12:30 horas en el parque Antonio Machado, en torno a doscientas personas han secundado la lectura de un manifiesto tajante en su mensaje. «Pedimos un alto al fuego inmediato y permanente», clamaban tras condenar tanto «el genocidio que el régimen sionista de Israel está cometiendo contra la población palestina», como la complicidad de las potencias occidentales, lideradas por Estados Unidos.
Concluida la lectura del manifiesto, hacia las 13:00 horas, centenares de personas se alineaban sobre las baldosas húmedas de la calle de La Estación. La mañana gris acompañaba un mensaje tan lóbrego como el que también se hacía evidente en las numerosas pancartas que los manifestantes exhibían indignados: «Israel, Estado terrorista», «Los niños y niñas de Gaza no son una amenaza», «Esto es un crimen contra la humanidad», etc. A sus pies, una larga cadena de ropa infantil simbolizaba las miles de muertes de menores gazatíes desde el inicio del conflicto; muertes de las que serían cómplices las centenares de empresas cuyos logos eran exhibidos por los participantes en la concentración junto a otro contundente dictamen: «estas empresas financian el sionismo».
La música ponía la banda sonora a un acto donde la emoción quedaba patente tanto entre los asistentes y participantes como en las decenas de curiosos que se detenían a contemplar tamaña cadena humana. Solo al final resurgían las voces humanas al grito de un «¡viva Palestina libre!», coreado y respondido al unísono con un «¡viva!». Los aplausos ponían el colofón a un acto que ha logrado dejar claro que «los niños y las niñas de Palestina son los niños y niñas de todos».
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