El 13 de enero de 1947 el campo de concentración de Miranda de Ebro cerraba sus instalaciones, diez años después de su puesta en marcha, convirtiéndose en el centro de reclusión con el periodo de vida más extenso de todos los que se ... construyeron en el territorio nacional.
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Ahora, 72 años después, son pocos los restos que se pueden observar, pero que el Ayuntamiento de Miranda conserva y están incluidos entre los bienes protegidos del Plan General de Ordenación Urbana, «para recordar a los prisioneros, para tener presente que esta es una parte de la historia que nunca debería haberse producido y que no debe volver a ocurrir», señala la concejala de Memoria Histórica, Begoña González Ladrero, quien destaca en este aniversario la puesta en marcha por parte del Ayuntamiento del Centro de Interpretación del antiguo Campo de Concentración de Miranda de Ebro, ubicado en el Centro Cívico Raimundo Porres y que está a disposición de todas las personas que lo quieran visitar. «En estos meses desde que se ha puesto en marcha ha recibido muchas visitas. Especialmente en verano han acudido hasta más de cien personas en agosto, y algunas llegadas de fuera, del territorio nacional y también extranjeros», concreta la concejala.
Para difundir la existencia del centro, se realizó una campaña de edición de carteles informativos que se distribuyeron en varios idiomas: castellano, inglés y francés, dentro y fuera de Miranda. En concreto, en Haro, en Vitoria y en Francia, donde un colectivo 'Souvenir Française', los repartió en distintas agencias de viaje.
Por otra parte, y en relación a la temática del Campo de Concentración, a la salida de este centro de interpretación y cerca de los propios restos del campo, ha realizado el Ayuntamiento el Jardín de la Memoria, un parque ejecutado en memoria de los presos del antiguo Campo de Concentración de Miranda de Ebro.
Esta oferta tripartita: restos del campo, jardín y centro de interpretación, se ha incluido en un mismo paquete de visitas guiadas gratuitas que se iniciaron a finales del año pasado y que dado el gran éxito de las mismas se tuvieron que ampliar. «Nuestra idea es que sea algo con continuidad. De momento, están completas todas las citas y la próxima, para la que aún se puede reservar plaza es el 8 de febrero. La idea es hacer una o dos al mes«, explica González Ladrero.
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En el panorama educativo, la concejala ha oferta la posibilidad de efectuar visitas guiadas específicas para alumnado de 4º de la ESO, 1º y 2º de Bachiller de los centros de Miranda. En este mismo ámbito, el Ayuntamiento subvencionó el año pasado un viaje a tres estudiantes a Mauthaussen, en el que visitaron varios campos de concentración.
La concejala de Memoria Histórica añade que: «Este año, a través de la agrupación que lo organiza, ha ofrecido plazas para 5 alumnos, 1 profesor y un representante del Ayuntamiento. Ya les he dado traslado a los centros y les hemos entregado las bases por si quieren optar por presentarse al concurso que se organiza a este respecto».
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«La memoria no es el pasado. Tampoco lo es la memoria histórica. Hace 72 años que cerró sus puertas, pero sigue estando presente el campo de concentración. El trabajo de memoria histórica es muy importante y la apuesta del Ayuntamiento de Miranda por esta labor es indiscutible», apostilla Begoña González.
En el Campo de Concentración de Miranda estuvieron recluidas miles de personas, llegando a tener una población media de 3.700 reclusos, que fueron de unas 60 nacionalidades diferentes. En total, pasaron por allí unas 65.000 personas.
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Hoy son pocos los restos que quedan de aquellas instalaciones, que fueron destruidas por la construcción de un complejo fabril, a excepción del depósito elevado de agua, lavadero, base de torre de vigilancia, restos del muro de cierre perimetral y un pequeño edificio que hacía de caseta de guardias.
Esto es lo que se conserva del antiguo Campo de Concentración de Miranda, junto con algunos objetos, escritos, etc. que se exponen en el Centro de Interpretación del Campo de Concentración que el Ayuntamiento de Miranda de Ebro puso en marcha en memoria de los prisioneros.
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El Gobierno de Franco dio la orden de construir este campo el 5 de julio de 1937 para que albergase a los numerosos prisioneros de guerra que procedían de la toma de Bilbao. Ubicado en unos terrenos junto al río Bayas y a la línea férrea Castejón-Bilbao, ocupó una superficie de unos 42.000 metros cuadrados. Sus barracones iniciales se construyeron con los materiales pertenecientes al Circo Corzana, que estaban almacenados en Miranda de Ebro desde el inicio de la Guerra Civil Española.
El centro atravesó tres etapas: De 1937 a 1944, con prisioneros republicanos y miembros de las Brigadas Internacionales; de 1940 a 1945, con extranjeros de los países aliados que entraban a España huyendo del avance alemán durante la Segunda Guerra Mundial y de 1944 a 1947, un periodo que destaca porque en él se instalaron oficiales y soldados alemanes que escapaban del hundimiento del Tercer Reich.
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