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La melomanía de Miranda de Ebro tuvo la ocasión de reconocer este sábado, 22 de marzo, un mundo inexplorado, aunque muy sonado. La novena sinfonía de Antonin Dvorák, conocida como la 'Del nuevo mundo', puso el broche de oro al duodécimo concierto de abono ofrecido por la Orquesta Sinfónica de Castilla y León (OSCyL) como colofón a una de las rutas establecidas en torno a la ciudad del Ebro: la ruta B del programa.
Una nueva expedición de alumnos, profesores y vecinos vinculados al Conservatorio Municipal de Música Dionisio Díez volvió a desplazarse la pasada tarde del sábado hasta el Centro Cultural Miguel Delibes de Valladolid para disfrutar de «un encuentro de compositores eslavos». Así lo anticipaban desde el centro educativo y de esta forma quedó constatado en la Sala Sinfónica Jesús López Cobos del auditorio pucelano donde el maestro polaco Krzysztof Urbanski presentó su acertada apuesta musical.
Viejo conocido de la la OSCyL, a la que también dirigió en 2022 y en 2023, Urbanski regresó a la peana con 'El Moldava', un poema sinfónico de Smetana que desde sus primeros arpegios con las flautas traveseras logró evocar el alma de un río y de toda una nación, referente del nacionalismo checo. Kilar, el prolífico compositor polaco de tantas obras del cine contemporáneo —'Drácula' de Coppola o 'El Pianista', entre otras—, completó con 'Krzesany' la banda sonora de una primera parte donde los pequeños talentos también fueron protagonistas.
Y es que, coincidiendo con la conmemoración del decimoquinto aniversario del área socioeducativa Miradas, el alumnado de In Crescendo pudo intervenir al final de la obra del polaco tocando multitud de instrumentos percutivos aunque también de viento madera y viento metal. Según indicaba la formación musical, «un paso más en el compromiso de la OSCyL por fomentar la inclusión social», puesto que a la postre esta área socioeducativa fomenta la democratización de la música en contextos vulnerables.
Finalizada su actuación, la OSCyL encaraba una segunda parte muy esperada. Una obra que otrora capturó el alma de la nostalgia de Europa y la frescura de América impregnó de sensaciones el auditorio del literato vallisoletano. Más aún cuando buena parte del público mirandés descubrió a su lado el lirismo del corno inglés interpretando desde la tribuna el solo del Largo, el segundo movimiento de una obra muy aplaudida en su conjunto.
Así las cosas, la música sinfónica del más alto nivel volvía a estar al alcance de Miranda gracias a la labor del Conservatorio, cuyas actividades, de acuerdo con el centro, aspiran a «instar a los amantes de la música a acercarse al Conservatorio para que nos acompañen en futuras ediciones».
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