Los Miércoles Solidarios de Miranda arrojan luz sobre la salud mental

Las psicólogas Laura Ciudad y Gema Romero fueron las encargadas de conducir una última ponencia que «iluminó una realidad» con datos bastante preocupantes en términos de salud mental, sobre todo, a raíz del estallido de la pandemia del coronavirus. Conscientes de esta problemática, en torno a ochenta personas acudieron ayer a este acto celebrado en la Casa de Cultura.

Puntuales a la cita, a las 19:30 horas Laura Ciudad y Gema Romero iniciaron su presentación, aunque no sin antes obsequiar al público con un pequeño trozo de cuerda con un significado muy especial en el marco del Proyecto Ranquines. Pero todavía habría que esperar para descifrar la metáfora.

En primera instancia, las psicólogas hablarían de Ranquines, «un proyecto cuyo nombre no es casual», como tampoco lo fue la fecha en la que se consagró: el 27 de septiembre de 2017, festividad de San Vicente de Paúl. Este santo pertenecía a la familia de los apodados Ranquines como consecuencia de la cojera de su padre. Y es que, según explicaban, el término «renco» solía utilizarse para referirse a una persona coja. «Nosotras siempre decimos que cualquiera, igual que el padre de San Vicente, puede cojear en esto de la salud mental», apuntaban las psicólogas.

Así pues, ya son cinco años de andadura en los que el Proyecto ha crecido sin previsión de conformarse con las expectativas. Las ponentes explicaban que Ranquines es un proyecto solidario destinado a personas con enfermedades mentales en situación de exclusión social o alta vulnerabilidad. «Estamos hablando de personas que padecen trastornos del ámbito de la psicosis, esquizofrenias, trastornos del ámbito del estado de ánimo…, y que prácticamente están en la calle», señalaban.

Es por eso que Ranquines ya cuenta con un centro de día en el que, gracias a la labor de dos psicólogas y un psicólogo, una educadora y un educador y, sobre todo, al apoyo de treinta voluntarios, ofrecen la mejor ayuda a la cuarentena de usuarios del centro. Asimismo disponen de varios «pisos acompañados» mediante los que aspiran a fomentar la autonomía de quienes recurren a Ranquines. A la postre, los tres objetivos básicos del proyecto radican en «promover la autonomía, favorecer la inclusión y potenciar las capacidades de las personas». Para lograr la exitosa consecución de los objetivos, Ranquines no deja de «soñar» con una pequeña residencia que se erija en un puente crucial entre el centro de día y la inclusión real a través de los pisos tutelados.

Llegados a este punto, las psicólogas desvelaron la gran incógnita en torno a las cuerdas: «Nosotros siempre decimos que si fortalecemos cada una de las cuerdas que conforman cada trozo de soga, por mucho que tiremos, esta no se romperá, pero si una de las cuerdas se rompe por problemas vinculados a la salud mental y poco a poco va afectando a las otras dimensiones de la persona, al final toda la soga se romperá», explicaban.

Misterio resuelto: la ciudadanía de Miranda ya conoce el significado de las cuerdas que todos los usuarios de Ranquines reciben al inicio del programa, y asimismo ya es sabedora de la encomiable labor desarrollada por el grupo de Cáritas en tierra salmantina. Concluyen así los Miércoles Solidarios, proyectando cierta luz sobre el tabú en torno a la salud mental.

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