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El incendio ha afectado especialmente a la zona del taller B.C.

Maderas Susaeta enfrenta las secuelas del incendio en una historia que se repite

Medio siglo después del incendio que arrasó por primera vez la histórica empresa mirandesa, este martes, 1 de octubre, el fuego volvió a golpear a Maderas Susaeta

Celia Miguel

Miranda de Ebro

Miércoles, 2 de octubre 2024, 20:28

«Con el disgusto encima», Maderas Susaeta comienza a asumir las secuelas del incendio desatado este martes, 1 de octubre, en la serrería mirandesa. Apenas había transcurrido una hora desde que la plantilla había abandonado las instalaciones en su descanso rutinario cuando, a las 14:15 horas, el servicio de Bomberos recibía el aviso del fuego.

«Afortunadamente», tal y como admitía Pablo Gómez, el concejal de Seguridad Ciudadana de la ciudad del Ebro, el parque de bomberos se encuentra a escasos metros de esta histórica empresa cuya sede se asienta en el kilómetro 319 de la Carretera Nacional I. Esto habría permitido una pronta intervención que, en poco más de dos horas, concluyó con la extinción del incendio.

Sin embargo, el entorno altamente inflamable inherente a cualquier aserradero propició el desastre, y la zona de máquinas, de vital importancia en la fábrica, quedó reducida a cenizas. Un día después de lo ocurrido y tras «una mala noche», tocaba hacer balance.

Una historia que se repite

Maderas Susaeta ha comenzado el mes de octubre reviviendo una historia que ya cuenta con más de medio siglo de antigüedad. Corría el verano del año 1969 cuando otro incendio arrasó la serrería. Y cuentan que la magnitud del fuego fue tal que, «para abastecer de agua a los bomberos, hubo que recurrir a la piscina cercana de pirotecnia Lecea y unir mangueras para llegar al río Bayas».

Así lo expresaba la propia compañía local a través de un comunicado que este mismo miércoles, 2 de octubre, emitía para agradecer «el apoyo, el cariño y la solidaridad» de Miranda, así como para disculparse por las posibles demoras en los encargos. Y es que tal y como explicaba Arturo Susaeta, el propietario de la empresa, en declaraciones a este medio, «la avería ha sido importante».

Aunque todavía se desconocen las causas del fuego, que se inició cuando no había nadie en la empresa, su origen se localizó en la zona de máquinas, donde «había mucho dinero invertido». De ellas no queda ni el esqueleto. Por tanto, Maderas Susaeta, habrá de elaborar un listado detallado de unas pérdidas que se postulan prácticamente incalculables.

Además, a este problema ha de sumarse el hecho de que la empresa ahora no dispone ni de los recursos ni del espacio para operar. «Se juntan todos los problemas a la vez porque ahora tampoco podemos trabajar», lamentaba Susaeta. Es por eso por lo que desde la compañía cuentan los minutos para retomar la actividad cuanto antes.

Confían en que ya este jueves se pueda proceder con las labores de limpieza. Por el momento, continuaban pendientes de algunos rescoldos que todavía latían en el interior del aserradero, aunque tienen fe en poder empezar a trabajar para, en palabras de Susaeta, «levantar esto de nuevo».

Ya lo consiguieron una vez. «Con esfuerzo, sacrificio y mucho trabajo», Antonio Susaeta, el padre de Arturo, devolvió la vida al aserradero tras la catástrofe. «Hoy», dicen, «nos encontramos enfrentando de nuevo los desafíos del pasado», pero «mañana, y cada día», continúan, «estaremos aquí trabajando incansablemente, con la esperanza inquebrantable de que nuestro aserradero continuará haciendo historia».

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