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Corría el mes de julio de 1936 cuando el joven maestro republicano Antoni Benaiges fue fusilado cerca de Bañuelos de Bureba. Este remoto pueblo burgalés se ubica, precisamente, a cinco kilómetros de Briviesca: el municipio cuyo recién estrenado equipo de Gobierno, liderado por el PP ... en coalición con Ciudadanos y Vox, ochenta y siete años después de aquello, concretamente el pasado 15 de julio de 2023, decidió cancelar la obra de teatro que iba a protagonizar la figura del docente catalán.
Briviesca no pudo ver «El mar. Visión de unos niños que no lo han visto nunca», una decisión que «preocupó» a los promotores del proyecto, finalista en los prestigiosos Premios Max de las Artes Escénicas, «por sus resonancias con la historia». Y también debió de inquietar al Consistorio mirandés, que tildaba de «vergonzoso» este suceso, lamentando un retorno a «los tiempos de la censura política».
Pero el equipo de Gobierno del Ayuntamiento de Miranda de Ebro daba un paso más, recogía el guante y programaba la obra de Xabier Bobés para el 11 de octubre. Así pues, este miércoles, víspera del festivo nacional del 12 de octubre, el Teatro Apolo materializaba la promesa municipal colgando el cartel de completo en la taquilla.
Centenares de personas de variados ámbitos de la sociedad mirandesa se dieron cita en torno a «la historia de una promesa incumplida». Y es que Benaiges jamás podría enseñar el mar -como prometió en el invierno de 1936- a sus alumnos de Bañuelos de Bureba, el pueblo rural donde durante dos años ejerció la docencia sustentándose en un innovador método educativo, basado en la libertad y la creatividad de los niños como catalizador hacia el conocimiento y la virtud.
Las técnicas Freinet, la metodología a la que se acogió el maestro catalán en sus clases, permitían la entrada de la vida real dentro del aula fomentando, por lo tanto, un pensamiento crítico del que a veces adolece la escuela actual. Al menos, así lo concibe Pilar, una de las maestras mirandesas asistentes a la representación que no dudó en ensalzar la producción. «Me habría gustado que hubieran venido más compañeros a verla para que se dieran cuenta de que, ya hace mucho tiempo, la educación era diferente y el motor del cambio», manifestaba. Y haciendo gala de su profesión, la calificó con un «sobresaliente».
También salió satisfecha de la función Marina, una joven formada en las Artes Escénicas que elogió sin tapujos la puesta en escena de Xavier Bobés y Alberto Conejero. «Prácticamente es un monólogo en el que el maestro recurre a distintos lenguajes para relatar tanto sus pensamientos, como los sucesos que realmente acontecen, y lo hace en una trabajada coreografía escénica que, con pocos elementos, logra contar una historia conmovedora», destacaba la actriz, ahora convertida en espectadora.
Sin duda, la puesta en escena fue brillante. Especializado en ese curioso género que es el teatro de objetos, el creador Xavier Bobés unió su talento al del dramaturgo Alberto Conejero para devolverle la vida, en voz de un estupendo Sergi Torrecilla, al maestro al que se la arrebataron. Fotos, mapas, maquetas, material escolar... sumergen al público en un espectáculo que, de acuerdo con muchos asistentes, «te remueve por dentro» y que, no en vano, la crítica ha calificado como «uno de los mejores que se han estrenado en esta temporada».
Llegó el final de la función y el público, en pie, ovacionó durante varios minutos tanto a los artistas, como a la silla vacía de Antoni Benaiges: el maestro republicano y docente pionero que fue fusilado por ejercer su profesión con vocación. Miranda pudo ver «El mar»; Briviesca no lo pudo hacer.
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