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En ocasiones, los acontecimientos no transcurren como se programan. El tiempo ha querido ser el personaje principal de un fin de semana que en Miranda de Ebro se presentaba repleto de actividades. A pesar de que había actos coincidentes, desde las diferentes organizaciones confiaban que ... había público para todos.
No obstante, cuando se programaron, nada hacía presagiar que una DANA (Depresión Aislada en Niveles Altos) iba a convertirse en el personaje principal de una historia escrita entre la Asociación Rafael Izquierdo, el grupo de danzas Jacinto Sarmiento, la Cofradía de San Juan del Monte y la organización de la Bajada del Ebro.
El Ebro, que se erigía en protagonista de muchos de estos eventos, pasaba a segundo plano cuando la lluvia, incesante, comenzaba a caer sobre Miranda en la madrugada del viernes al sábado. Ahí se produjo el cambio de guion. No en vaeno, se buscaron alternativas y nuevos escenarios para que la gente disfrutara de un fin de semana inusual a la vez que pasado por agua.
Ebrovisión, en un comunicado, hacía saber que, para que todos los ebrovisivos y asistentes a este festival #másebroquenunca pudieran disfrutar de los conciertos, pondrían en marcha su plan B. Por ello, trasladaban Ebropeque de La Pepa a la Rayuela y los conciertos del castillo y el auditorio del Ebro a la Fábrica de Tornillos.
Mientras tanto, la lluvia deslucía la Feria Gastronómica en la Plaza de España en la que participaban hasta diez establecimientos hosteleros de la localidad pudiendo degustar estupendos pintxos y postres mirandeses. A la vez, una animada Plaza de Cervantes disfrutaba de un DJ y una paella, fideua y delgadillas típicas mirandesas por gentileza del Café Lounge Suizo. Bajo carpas, toldos, sombrillas y paraguas la gente bailaba y disfrutaba en el mediodía del sábado.
El Festival Internacional Jacinto Sarmiento, por su parte celebraba la edición número treinta y cinco y fue precisamente el sábado cuando, tras la recepción realizada en el Salón de Plenos del Ayuntamiento por parte de las autoridades, tenían que realizar las danzas que otras veces regalan a Miranda en forma de pasacalles, en los soportales del Ayuntamiento. Al resguardo.
Afortunadamente, los mirandeses habían podido disfrutar de la exhibición que los grupos visitantes realizaron en las tardes del jueves y viernes en el Parque Antonio Machado, así como de la gala de clausura que tenía lugar el propio sábado en el Teatro Salón Apolo. En esta ocasión, el folklore fue de lo más variopinto: desde Méjico venía la Compañía de Danza Independiente de Hidalgo; como representante de Tailandia, participaba Tikaland-Kanoknat Thai-Theatrical Art School; el folklore cántabro estuvo representado por el grupo Virgen del Campo de Cabezón de la Sal; y el de Miranda, de la mano de los anfitriones, Jacinto Sarmiento.
Entre tanto, los organizadores de la Bajada del Ebro, reconducían la misma y trasladaban su paella desde la plaza del mercado -frente a la gótica iglesia de San Juan- hasta el bar La Terraza. Suspendían, además, el emblemático acto de bajada debido a la lluvia y posibilidad de tormentas con aparato eléctrico haciendo un comunicado en el que reivindicaban, un año más -y son ya cuarenta- «un río limpio y vivo», «sin vertidos», que tenga, en su opinión, «la importancia que se merece», pues no en vano, le da el apellido a la ciudad de Miranda.
Y aunque las previsiones parecían apuntar a intensas lluvias hasta el mediodía del domingo, el rumbo de la DANA varió y permitió un buen cierre tanto de Ebrovisión como del fin de semana en el que, también, se celebraba el Día del Ermitaño. Pese a que hubo menos afluencia de público todos los actos previstos pudieron llevarse a término: desde la misa en el monumento del Ermitaño, al reparto de los bollos preñaos -1.200 que suponen una cantidad similar a la de años anteriores-, pasando por el concierto de la Banda de Música que interpretaba un concierto de, aproximadamente media hora, bajo el cobijo de la Cuadrilla Los Chachis.
Bajo la batuta de Mª del Mar Magán, los músicos interpretaron un repertorio sustentado en los pasodobles y en otras canciones típicas sanjuaneras como la Canción del Blusa, la Bajada de Romeros o la Verbena Sanjuanera que a buena parte del público despertó su cántico.
Después, llegaba el momento de la comida solidaria a beneficio de Cáritas, quienes se mostraban bastante satisfechas con la recaudación a pesar de que no había mucho ambiente en el monte. Las patatas con carne y chorizo saciaban el apetito. Luego, más música e hinchables para los más pequeños para continuar disfrutando de una tarde bastante apacible.
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