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Se demoró hasta el primer trimestre del nuevo curso académico, pero finalmente, la junta directiva de la Cofradía de San Juan del Monte llevará a término la dimisión que anunció el pasado mes de abril. Lo hará en la próxima asamblea general de carácter extraordinario que el próximo jueves, 28 de noviembre, se celebrará en la Sala de Vídeo de la Casa de Cultura.
La directiva de Roberto López de Davalillo pondrá fin, de este modo, a un bienio de gestión que, si bien incorporó diversas novedades bien acogidas por el público, no ha estado exento de polémica. Y es que la confrontación con sectores como el hostelero ha derivado en opiniones favorables y adversas a una dirección que, «con todo su dolor», recurría en la primavera a unos conocidísimos versos de María Jiménez para proclamar que «se acabó».
Habiendo concluido el curso festivo «por un sentido de ética y responsabilidad», la junta directiva presentará en dos semanas su renuncia tras realizar un balance final de las actividades acometidas por la corporación y presentar el avance económico del ejercicio 2024. Y es que el equipo de Davalillo asegura que le «sobran razones» para tomar tal decisión.
Entre otras cuestiones, renuncian «por salud física, por salud mental»; aunque según explicaron en abril, también lo hacen por tratar de «sacar este proyecto adelante dejando de ser nosotros mismos». No en vano, pese a los intentos de instaurar cambios y novedades en la organización de la fiesta, las voces adversas han sonado con fuerza durante muchos meses dejando mella en la sociedad mirandesa.
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Así pues, la junta directiva de San Juan del Monte volverá a quedarse huérfana en un mes de noviembre; un panorama nada halagüeño considerando que la candidatura de Davalillo a finales de 2022 resultó casi desesperada después de que el equipo saliente no hallara sucesores a su mandato. De nuevo, habrá de designarse una Junta Gestora a la espera de nuevas candidaturas. Por ende, si no se quería modificar nada, lo cierto es que -recurriendo de nuevo al cancionero- «lo que cambió ayer tendrá que cambiar mañana» porque «cambia, todo cambia».
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