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El Estadio Municipal de Anduva se juega este domingo, 2 de junio, «una final» y la hinchada del CD Mirandés lo sabe. En estos términos definía Alessio Lisci, el entrenador rojillo, el partido en el que el equipo de la ciudad del Ebro se disputará la permanencia en la Segunda División frente al Amorebieta, la sociedad deportiva vizcaína que también lucha por su salvación.
Parafraseando al técnico, dos de tres resultados «nos valen», pero en cualquier caso, el equipo saldrá a ganar y la afición «empujará» con más «alma» si cabe para que el CD Mirandés continúe la próxima temporada en la segunda categoría de La Liga española. En este contexto, si bien hace días que las calles de Miranda de Ebro adquirieron una tonalidad más «rojilla» gracias a las incontables banderas rojinegras que comenzaron a colgar de las ventanas de la afición, este domingo el apoyo ha quedado patente del todo con el gran despliegue de la sociedad mirandesa.
En el tiempo previo al partido el apoyo al CD Mirandés eclipsaba las calles del centro neurálgico de Miranda. Citados en el bar Plan B, centenares de aficionados, muchos de ellos integrantes de peñas como los Jóvenes Jabatos o el Komando Kemando, han procesionado hacia Anduva en una marcha de apoyo al equipo.
Los cánticos mirandesistas se escuchaban hasta en las calles aledañas a la comitiva y, pronto, las bengalas iluminaban el cielo de Miranda del color bermejo que imperaba entre los marchantes. La ilusión era palpable, pero no solo esto bastará. El Mirandés necesitará por lo menos un empate para mantenerse fuera de la zona de descenso en un encuentro donde Barbu causará baja por acumulación de amonestaciones.
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