Tres años han transcurrido desde el fallecimiento de Íñigo Acha, el bilbaíno afincado en Miranda que dedicó su vida al cine. A pesar de su ausencia, la ciudad de Miranda no olvida la encomiable labor que aquel cinéfilo desarrolló para con la difusión del séptimo ... arte en Miranda; ese que desde hace décadas solo se exhibe en el Cine Novedades cuya regencia asumió el Acha a la muerte de su padre. Con su esfuerzo y también el de sus hermanas —igualmente involucradas en el negocio familiar—, Acha consiguió sacar el cine adelante con un trabajo a la altura de las grandes salas de cine donde los estrenos no escapan a la gran pantalla.
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Por todo ello «y en reconocimiento a la gran labor realizada para la promoción del cine y de la cultura Miranda», este viernes,10 de marzo, el Consistorio ha hecho efectiva la concesión, a título póstumo, del León de Oro a Íñigo Acha. Y es que, de acuerdo con la alcaldesa Aitana Hernando, «es difícil hablar del Cine Novedades sin recordar a Íñigo».
Han sido las hermanas Acha quienes han recogido, de manos de la alcaldesa, el trofeo zoomorfo en un acto iniciado a las 19:00 horas en el Salón de Plenos. Una cita convocada después de que la Junta de Gobierno local aprobara por unanimidad la propuesta que Izquierda Unida había realizado para con la concesión del máximo distintivo que otorga el Ayuntamiento.
Así, desde el comienzo de las palabras de Hernando, ambas se han mostrado visiblemente emocionadas. No en vano, pese a que ya han transcurrido tres años desde que la verja del Novedades se llenó de ramos flores que ponían color a un momento verdaderamente sombrío, tal y como reconocían las hermanas, «no deja de ser muy doloroso». Y es que la familia Acha, hasta la muerte de Íñigo, dedicó su vida a este cine que prácticamente encontraron en estado de ruina años atrás, según comentaban de manera anecdótica en un momento más distendido.
En torno a las 19:10 la entrega se daba por finalizada ante el público que ha querido respaldar a las hermanas Acha con su presencia. Si bien es cierto que el acto de entrega ha sido breve —«Solo puedo decir gracias», aseveraba la hermana mayor—, también lo es que el legado de Acha ya es eterno en los anales de nuestra ciudad.
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Nació en Bilbao —«gracias a Dios»—, pero junto a su familia encontró su hogar en Miranda, concretamente en el Cine Novedades que, desde hace décadas, es el único garante de la subsistencia del Séptimo Arte en la ciudad del Ebro. Prácticamente un servicio social que sólo ha sido posible gracias a la implicación de la familia Acha y, especialmente en los últimos tiempos, gracias a la labor de Íñigo Acha: segunda generación en la dirección del Novedades hasta su sorpresivo fallecimiento el 27 de enero de 2020, a la temprana edad de 45 años.
Aquello supuso una enorme pérdida para Miranda que, además de despedirse prematuramente del exhibidor cinematográfico más querido, tembló ante la posibilidad de que el cine desapareciera por completo de la ciudad. Y es que lejos quedaba la época dorada del cine —en torno a los años 70— que llegó a aglutinar en el municipio hasta ocho salas de exhibición, entre las que destacaban el Apolo, el Astoria, el Avenida, el Cinema, el Mecisa y, por supuesto, el Novedades.
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Veinticinco años después de que la familia Acha, capitaneada por Emilio, llegara a Miranda para salvar al Novedades de su cierre, su supervivencia se volvía a tambalear con la muerte de Íñigo. Y lo cierto es que, al final, «con un inmenso dolor», las hermanas Acha hubieron de bajar la persiana, aunque no sin antes asegurarse de que «el negocio de sus vidas» tenía relevo en su gestión, propiciando nuevamente la supervivencia del cine en Miranda, ahora en manos de Proyecfilm.
Así, la familia Acha, tras la muerte de la madre, del padre y finalmente de Íñigo, ponía punto y final a una aventura que llegó a celebrar sus bodas de plata con la ciudadanía mirandesa. Y sin lugar a duda, Íñigo Acha fue el principal responsable de que esa celebración tuviera lugar, pues fue su pasión, heredada de su padre, la que propició que el Novedades subsistiera, contra viento y marea, incluso cuando los tiempos no fueron buenos ni para el cine, ni para el conjunto social.
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La muerte de Íñigo hizo perecer el negocio de los Acha, pero no su legado. Tras de sí, un inconmensurable número de películas que solo su implicación permitió que quedaran grabadas, para siempre, en la retina del público mirandés. Ese que hoy, a través de sus instituciones, reconoce su trabajo con el merecido León de Oro.
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