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Buena parte del claustro de profesores del Conservatorio Municipal 'Dionisio Díez' disfrutó ayer, 26 de octubre, de una jornada formativa sustentada en la enseñanza de los principios básicos de la Técnica Alexander. Se trata de una metodología práctica que ayuda a los músicos a liberarse ... gradualmente de los malos hábitos posturales, reduciendo posibles tensiones y dolores.
Consciente de que la formación completa en una escuela de Técnica Alexander debe incluir un mínimo de mil seiscientas horas lectivas distribuidas a lo largo de tres años, Anne Landa, acordeonista y profesora encargada de impartir esta formación, explicaba que el encuentro sería introductorio. No obstante, «como los alumnos son profesionales de la música, creo que podré dar las herramientas prácticas suficientes como para empezar a trabajar de manera precisa», apuntaba.
No es la primera vez que en el Conservatorio se imparte un curso de Técnica Alexander, pero no por ello el apoyo fue menor. Un grupo de trece profesores del centro de música acudió a esta sesión formativa, supeditada a los presupuestos concedidos por el Ayuntamiento.
Destacaba la presencia de la directora del centro y de la Banda Municipal de Música, María del Mar Magán, que intervino como una alumna más de la formación. «Pienso que aún quedan muchas cosas por aprender y estoy segura de que sacaré algo positivo a nivel personal y también de cara a ayudar a la educación postural de los alumnos», exponía antes del inicio de la sesión.
A las 11:30 horas comenzó la formación. Reunidos en el aula usualmente destinada a las clases de 'Música y movimiento', Anne Landa empezó explicando su historia personal. Acordeonista profesional, hace unos años hubo de enfrentarse a una tendinitis en la muñeca que le impidió tocar durante más de un año. Superada la lesión, las molestias reincidían cada vez que se enfrentaba a una actuación de cierta relevancia, de modo que, «por desesperación y siendo la más escéptica del mundo», comenzó a dar clases de Técnica Alexander.
«Comprendí que el problema no era que el acordeón pesara; el problema no era externo, sino que era interno porque tenía hábitos integrados que inconscientemente no me permitían tocar», explicaba.
A lo largo de la sesión, Landa ha escuchado las problemáticas de los profesores participantes y ha explicado los conceptos anatómicos básicos para tratar de subsanar las posibles dolencias derivadas de aspectos físicos, pero también psíquicos y emocionales. «Tocar no tiene que ser trabajoso, sino que debe ser una actividad, fluida, natural y libre que permita un sonido fluido, natural y libre», sentenciaba.
Por el momento, la Técnica Alexander llega a su fin en la programación de las actividades del Conservatorio, pero el claustro de profesores continúa planteando propuestas y, «aunque algunas se quedan en el tintero, siempre tratamos de que todas se lleven a cabo con muchas ganas», añadía Magán.
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