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Un macho de buitre negro murió el pasado 4 de marzo tras colisionar contra un tendido eléctrico en la Sierra de la Demanda burgalesa. El Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) actuó en consecuencia y logró salvar el huevo que dicho ejemplar había depositado en un nido.
El ave, apodado como Aramol, formaba parte de una pareja reproductora de buitres negros. Su cadáver fue encontrado cerca de un cableado elécrico emplazado en el término municipal de Huerta de Arriba, localidad en la que GREFA desarrolla un proyecto de preservación y asentación de esta especie en peligro de extinción.
El cuerpo de Aramol fue trasladado al Centro de Recuperación de Animales Salvajes (CRAS) en vista a desarrollar la necropsia y determinar la la causa de la muerte.
Bioco es la hembra reproductora de la pareja. Los buitres negros ponen un único huevo al año y tanto el macho como la hembra se turnan para incubarlo y protegerlo en el nido.
Con la muerte del macho, resulta poco probable que Bioco consiguiera mantener el huevo con vida, por lo que GREFA decidió intervenir. El 6 de marzo, dos días después de levantar el cadáver del buitre colisionado, esta ONG retiró el huevo del nido en colaboración con la Junta de Castilla y León.
Después de la extracción, trasladaron el huevo en una incubadora móvil para llevarlo hasta el centro de cría de buitre negro y otras especies amenazadas que la organización posee en Majadahonda (Madrid).
«Una vez en las instalaciones de cría en cautividad de GREFA se comprobó la fertilidad del huevo y su buen estado e inmediatamente se depositó en las incubadores destinadas a tal efecto, donde a fecha de hoy continúa su desarrollo embrionario con normalidad», narra Ernesto Álvarez, presidente de GREFA.
El cableado donde se localizó el cadáver de Aramol se encuentra en el núcleo del asentamiento de buitres negros instalado en los territorios burgaleses y riojanos que forman parte de la Sierra de la Demanda.
GREFA, mediante el Proyecto Monachus, se encarga de la reintroduccion y cuidado de buitres negros en esta zona, en la que se han rectificado los tendidos eléctricos para evitar electrocuciones de aves. No obstante, el cableado junto al que se halló el cadáver de Aramol no tenía dispositivos anti-colisión.
«Este es el motivo por el que solicitamos la corrección de todos los tendidos eléctricos en las zonas de reintroducción de los buitres negros y su entorno con sistemas que eviten tanto la electrocución como la colisión de aves», apunta el presidente de GREFA.
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