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Imagen de archivo de la inundación de enero de 2019

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Imagen de archivo de la inundación de enero de 2019 BC

Villarcayo exige a la CHE más atención y capacidad de actuación en los ríos, un año después de las inundaciones

La borrasca 'Gloria' se despide de España cuando se cumple un año de las inaundaciones en Villarcayo, Medina y Miranda | Los daños de las avenidas ya están reparados pero siguen los problemas con la CHE

Viernes, 24 de enero 2020, 08:21

La borrasca 'Gloria' ha pasado sin incidencias graves por Burgos. Jornada de fuertes vientos el pasado domingo, que requirió de casi 200 intervenciones entre capital y provincia, y nieve el martes, más intensa en la comarca de Oca, donde sí generó algunos problemas. Sin embargo, ... nada que ver con lo ocurrido en la Comunidad Valenciana, Cataluña o Baleares, con una borrasca que se ha cobrado ya doce fallecidos.

Eso sí, en algunos puntos de la provincia observan lo que está ocurriendo en el litoral valenciano y catalán y recuerdan lo vivido hace justo un año, con los útimos desbordamientos del Nela, el Trueba y el Ebro, a su paso por la zona norte de Burgos. Hubo inundaciones en Villarcayo, Medina de Pomar y Miranda de Ebro, como localidades más afectadas, y un año más tarde toca hacer balance.

El alcalde de Villarcayo, Adirán Serna, reconoce que el desbordamiento del Nela fue «muy vistoso», pues el agua corrió por las calles de la localidad de Las Merindades, además de anegar riberas, cortar accesos y carreteras. Lo mismo que ocurrió en otras localidades más pequeñas, aunque no en todos los casos la avenida dejó imágenes tan llamativas com en Villarcayo.

La inundación alcanzó datos similares a la del año 2015, caundo se registraron 3,65 metros de altura y 165 metros cúbicos por segundo en el río Nela a su paso por Villarcayo. El Soto, las piscinas, el campo de fútbol o el colegio quedaron anegados por el agua. La noche más dura fue, sin duda, la del 24 al 25 de enero, por la incertidumbre de los vecinos. Y Serna insiste en que, pese a la vistosidad, los problemas no fueron grandes debido a que «el agua no pasa con mucha fuerza».

No es un torrente. Así que los daños materiales ocasionados por la riada «se subsanaron rápidamente», aunque no por completo. El campo de césped artificial fue la instalación más afectada, explica Serna, junto con el polideportivo que se inauguró hace tres años, «en el que se siguen levantando baldosas y hay que dar parte al seguro».

Como Ayuntamiento «recibimos lo que tocaba en dos o tres meses y ningún vecino me ha transmitido que le falte algo por cobrar», comenta el alcalde. El Consorcio de Compensación de Seguros se hizo cargo del coste de la reparación de garajes o bienes asegurados, asegura. Además, a través de la Subdelegación del Gobierno, los vecinos pudieron solicitar una línea de ayudas para afectados que se había creado después de la catástrofe vivida en Mallorca.

Tuvieron la posibilidad de acogerse a esta línea de ayudas vecinos que no tenían los bienes asegurados de varias localidades afectadas por inundaciones de Las Merindades, y también Miranda de Ebro. Fueron las zonas más afectadas, aunque también se registraron problemas en Medina, Frías o Trespaderne, menores, eso sí.

Recurrente

La realidad es que estos problemas son persistentes en el tiempo y se han convertido en un tema recurrente en las reuniones entre los alcaldes de la zona. Intensas lluvias, nevadas seguidas de deshielos rápidos o, en algunos casos, una inadecuada previsión en la gestión de los embalses, activan las alertas en la zona norte. En algunas ocasiones, se pasa el susto sin desbordamientos, en otras, los municipios se anegan.

Y «cada vez que hay inundaciones sale el tema a la palestra y nos quejamos», explica Serna. Quejas que afectan de lleno a la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE). «Tenemos muchas competencias, muchas obligaciones, pero pocos medios y a veces ni nos autorizan desde la Confederación a realizar ciertas acciones».

Una parte de las quejas se centran en la comunicación de los riesgos de avenidas, que no siempre se realiza correctamente. Por ejemplo, el año pasado Miranda de Ebro se quejó de un «desfase» en las previsiones, pues el organismo de cuenta se quedó muy corto, la riada fue mayor de lo previsto y, si no se hubiera contado con los protocolos adecuados, los daños y la afección a la población habrían sido mayores.

El otro asunto que suscita quejas premanentes se refiere al mantenimiento de los cauces de los ríos, a la limpieza necesaria para garantizar que, ante un aumento de los caudales, el agua no se salga del cauce por un exceso de vegetación. En estos casos, recuerda el alcalde de Villarcayo, los requerimientos que hacen llegar a la confederación son solicitudes de actuaciones para mantener el río en las mejores condiciones y evitar complicaciones.

«Hacemos requerimientos para cosas concretas como por ejemplo retirar unos tapones en el cauce del río o un tronco que se ha caído», señala. Peticiones que no son suficientes para la conservación en buenas condiciones, lamenta. «Necesitamos que nos hagan más caso, que resuelvan nuestras solicitudes. No puede ser que ni nos limpien los ríos ni nos dejen hacerlo a nosotros, o que resuelvan los requerimientos en periodos de ocho meses».

Precisamente, en el pleno de la Diputación de principios de enero se aprobó una reprobación a las direcciones de las confederaciones hidrográficas del Ebro y del Duero, con la que se pretendía manifestar el malestar de los municipios, que se quejan de que las confederaciones ni les dejan actuar en los cauces ni los mantienen limpios. Luego, cuando llegan las avenidas, se producen desbordamientos en los pueblos.

Medina de Pomar y Miranda

Como en el caso de Villarcayo, en Medina de Pomar y en Miranda de Ebro las inundaciones de 2019 se han quedado como un episodio más de riadas que sumar al histórico. El alcalde de Medina, Isaac Angulo, recuerda que los daños materiales no fueron de importancia, al menos en lo que se refiere al Ayuntamiento. Y, en el caso de los vecinos, la zona más afectada fue Medinabella, pero con problemas limitados en las lonjas.

Lo mismo para Frías o Trespaderne, donde los daños fueron mínimos, si tenemos en cuenta lo ocurrido en 2015. Y en Miranda, aunque tocó hacer desalojos, un año más tarde, se han subsanado todos los problemas, mientras se está a la espera de un plan de inundaciones que permita mejorar la gestión de las avenidas del Ebro.

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