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Una de las operaciones más delicadas de la primera fase será la evacuación del combustible gastado. BC
Santa María de Garoña: Enresa y Nuclenor avanzan en los trabajos previos al desmantelamiento de Garoña
Santa María de Garoña

Enresa y Nuclenor avanzan en los trabajos previos al desmantelamiento de Garoña

Enresa ya cuenta con tres de los cinco primeros contenedores adquiridos para evacuar el combustible. El proceso de desmantelamiento, pendiente aún de la transferencia de la titularidad de la central, se prolongará unos 10 años

Sábado, 29 de enero 2022, 09:25

Enresa, empresa pública dedicada a la gestión de los residuos radioactivos, aún está a la espera de que se formalice la transferencia de la titularidad de la central nuclear de Santa María de Garoña para iniciar su desmantelamiento. La decisión corresponde al Ministerio para la ... Transición Ecológica y el Reto Demográfico, que en mayo del año pasado puso punto y final a la fase información pública, pero que aún no ha emitido el correspondiente dictamen, que deberá estar avalado por el preceptivo estudio de impacto ambiental.

Sin embargo, y a la espera de que se formalice esa transferencia, la empresa pública ya está trabajando desde hace meses codo con codo con Nuclenor para acometer los trabajos previos al propio desmantelamiento. Así, según explican fuentes de Enresa, ya se están abordando cuestiones como las «caracterizaciones radiológicas, la eliminación de riesgos convencionales o la puesta fuera de servicio de sistemas no necesarios para el desmantelamiento».

Asimismo, ya están disponibles tres de los cinco contenedores ENUN 52B adquiridos a la empresa Equipos Nucleares (ENSA) para iniciar la retirada del combustible gastado que aún se almacena en la central burgalesa. En principio, lo otros dos se entregarán en los próximos meses. A mayores, en un segundo pedido se han comprado otros 44 contenedores que está previsto que comiencen a ser suministrados a partir del cuarto trimestre de 2023.

En el apartado técnico, se trata de unos contenedores hechos por un cuerpo de forja de acero al carbono rodeado de un polímero que hace de blindaje neutrónico, con dos tapas empernadas y un bastidor con material compuesto de un absorbente neutrónico y chapas de acero inoxidable, diseñados específicamente para guardar hasta 52 elementos combustibles de tipo BWR como los que se almacenan en Garoña.

Una vez que se disponga de estos primeros cinco contenedores, y previa autorización ministerial, comenzará la evacuación del combustible gastado, que será la primera gran tarea incluida en el proyecto de desmantelamiento, el cual se prevé prolongar durante un mínimo de diez años desde su inicio.

Dos fases

En la primera fase, más allá de la evacuación del combustible gastado, se contempla el desmontaje de los grandes componentes del edificio de turbinas y su acondicionamiento como edificio auxiliar del desmantelamiento, una labor que inicialmente se extenderá durante tres años.

Superada esta primera fase, y siempre con el beneplácito técnico y ministerial, se afrontará la segunda, que se ha proyectado a siete años. En esta fase se abordará el desmantelamiento del propio reactor nuclear, así como del resto de edificios que hayan estado en contacto con algún tipo de material radiológico, y se continuará con las descontaminaciones, desclasificaciones y demoliciones de edificios. Todo ello para concluir con la restauración total del emplazamiento.

De momento, los Presupuestos Generales del Estado incluyen una partida de 18 millones de euros en 2022 para abordar los primeros trabajos de un desmantelamiento que se prevé millonario. De hecho, según contempla el propio proyecto presentado en 2020 por Enresa, el coste total del desmantelamiento rondará los 470 millones de euros, que saldrán del Fondo para la Financiación de Actividades del Plan General de Residuos Radioactivos, que sale de las aportaciones directas de los operadores nucleares.

50 años de historia

El cronograma, en todo caso, es eso, un simple cronograma que podría ir variando en función de cómo se vayan desarrollando los trabajos. En todo caso, la maquinaria administrativa ya está en marcha y se ha cruzado el punto de no retorno. En realidad, ese punto se superó hace ya unos años. No en vano, la central nuclear está parada desde que en diciembre de 2012, Nuclenor decidió desconectarla de la red eléctrica por su cuenta y riesgo seis meses antes de que finalizara su licencia. Aquello, por cierto, le supuso una multa millonaria.

Sin embargo, la estocada final llegó el de agosto de 2017. Aquel día, el entonces Ministerio de Energía rechazó la última solicitud de licencia presentada por Nuclenor, decretando el cierre definitivo de una planta que el pasado 2021 cumplió 50 años. Hoy, la central está parada, pero el las instalaciones y el combustible continúan ahí, a la espera de ser desmanteladas.

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