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La asociación Ascel denuncia el hallazgo de una loba muerta por un disparo en la comarca de Las Merindades este mes de marzo. A su juicio, la «ausencia de protocolos» en la recogida de lobos muertos y la demora en la elaboración de los correspondientes ... informes técnico-facultativos de necropsias «dificulta las investigaciones de los hechos y demuestra el absoluto desinterés de la Junta de Castilla y León en la persecución de la caza ilegal de lobos». «Aparentemente, ampara a delincuentes», manifiesta la asociación.
La loba fue encontrada en la nieve, con una lesión compatible con disparo de rifle, probablemente la causa de la muerte. El hallazgo fue en ese momento comunicado al Seprona, como es obligación ciudadana, ante un episodio de estas características y en particular «cuando se trata de especies protegidas como el lobo».
La muerte de lobos por caza ilegal es «su principal causa de mortalidad» y, con diferencia, en cualquier población mundial de esta especie incluso donde están estrictamente protegidos. Ascel añade que «científicamente es un hecho que la caza ilegal de lobos se incrementa un 650 por ciento cuando se solapan actividades cinegéticas, como las batidas de jabalíes y la presencia de nieve».
Por ello, en el caso de que el informe de necropsia del ejemplar confirme que la causa de la muerte es la caza ilegal, la asociación insta a la Junta de Castilla y León a presentar la correspondiente denuncia a la Fiscalía con objeto de investigar este delito y dirimir cualquier responsabilidad penal, «porque lo que es de aplicación legal para el resto de especies protegidas, como águilas reales, buitres leonados, osos pardos, etc., ha de ser de aplicación legal análogamente con el lobo por su estatus de protección».
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En este sentido, Ascel insiste en que la Junta «carece de protocolos eficaces para la recogida de cadáveres ni un plazo para la realización de necropsias de especies protegidas en general y de lobos en particular, aunque existan indicios o evidencias de que los cadáveres que ingresan en los Centros de Recuperación de Animales Salvajes (CRAS) lo sean por delitos».
Según la asociación, «cualquier muerte de individuos de lobo en España es una pérdida irreparable en términos demográficos y genéticos, ya que se trata de una especie vulnerable cuya supervivencia a largo plazo depende de unos 600 adultos reproductores distribuidos en unos 300 grupos familiares en España y que además se encuentran en un estado de conservación desfavorable en España».
El paradigna del cambio de estatus del lobo «no hace más que revelar que administraciones como la Junta, en vez de asumir sus responsabilidades legales de incrementar las acciones en pos de justicia y contra los delincuentes, lo que hacen es mantener un status quo anterior, y ahora ilegal, que otorga impunidad para esos delincuentes, porque presumiblemente son cazadores».
En la provincia de Burgos, especialmente en la zona norte, son varias las denuncias recogidas de ganaderos que aseguran haber sufrido ataques de lobo en sus explotaciones.
Burgos registró 34 de los 2.714 ataques de lobo producidos en la comunidad en 2021. Castilla y León registra un ataque de lobo cada tres horas y la provincia más afectada es Ávila, que concentra la mitad de los casos de toda la comunidad.
Según la memoria de la Junta de Castilla y León publicada en 2022, la cifra ha ido aumentando progresivamente año tras año hasta situarse en 5,2 agresiones en 2016 y 2017 y escalar hasta por encima de las siete en los años siguientes. La peor parte se la lleva la ganadería de Ávila, donde se computaron.
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