En la provincia de Burgos se encuentra una aldea de cuento: Crespos. Silenciosa, se sostiene en un paraje encantador lleno de manzanos, cuevas y arroyos; aquí se encuentra el Hotel Rural La Gándara, un refugio típicamente castellano de piedra y madera, donde recuperar el sosiego. ... Un lugar para caminar lento, recuperar la lectura, hacer senderismo y, como no, degustar un plato de cuchara típicamente castellano. Una forma de reencontrarse con los sabores de siempre en un paisaje sin artificios.
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Crespos se encuentra a 75 kilómetros al norte de Burgos y pertenece al Ayuntamiento del Valle de Manzanedo en la comarca de Las Merindades. Los habitantes de esta aldea no llegan a diez y se enclava en un entorno natural caracterizado por bosques de hayedos, ríos, cuevas y desfiladeros. Este valle, además, destaca a nivel histórico por la huella del Románico en sus construcciones e iglesias.
El valle donde se encuentra, rodeado de robles centenarios, esconde un punto clave en la ruta para amantes de la naturaleza: es el Hayedo de Carrales, uno de los más grandes y mejor conservados bosques caducifolios de la provincia, que con las nieves del invierno muta a un paisaje sobrecogedor.
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Aythami Pérez Miguel
En el Parque Natural de Hoces del Alto Ebro y Rudrón el agua corre entre desfiladeros de vértigo y cañones abruptos regados de tupidos bosques de encinares, sauces y chopos. Es el corazón de Las Merindades, territorio plagado de tesoros naturales y artísticos que enriquecen la vida de un montón de pueblos pintorescos que esconden una gastronomía exquisita.
La fauna también es variada, aunque las aves rapaces son quienes habitan principalmente estos paisajes, que es rico en número de especies y de individuos. En el parque habitan el águila real y el águila perdicera, pero también el buitre leonado, el búho real, el alimoche o el halcón peregrino. Pero no son estas las únicas especies que han hecho del Parque Natural su hogar, con el agua como protagonista, los anfibios también han hecho de este lugar de las Merindades su hogar. Los cangrejos de río, las truchas, las bermejuelas y algunas nutrias también pueblan los ríos.
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La presencia de estos dos ríos provocó que se formaran más de 50 núcleos de población en esa zona. Una huella que se mantiene en forma de pueblos y construcciones, algunas pobladas y otras totalmente abandonadas.
Así que esta es una parada obligada para los amantes de la naturaleza y del turismo rural. La aldea de Crespos y su entorno no solo ofrecen tranquilidad y desconexión, también la oportunidad de hacer rutas de senderismo en una de las zonas naturales más ricas de la provincia de Burgos.
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